Estoy haciendo un cobro a una persona de lo más amable, que por alguna extraña razón no ha contestado mis mensajes. No lo digo con ironía: es una persona confiable y realmente me extraña que no se reporte; estoy segura de que va a pagarme, pero este desfase temporal me pone en un aprieto, y hoy me entristeció. Racionalmente, no hay un problema existencial: hay una complicación que se atraviesa y tarde o temprano se deja atrás. Pero pensé: "todo me sale mal", "no puedo hacer nada de lo que quiero". Y me detuve. Le di a cada frase la respuesta apropiada, tomé perspectiva y pasé a otra cosa; seguí triste, pero no me metí en un hueco profundo y oscuro; hace años, me metía en huecos así: portales a dimensiones macabras. Me doy cuenta de que ese ponerme mal era una evasión de la llana tristeza. Como drogarme para no sentir lo real, aunque supiera que siempre había un mal viaje.
Silvia Parque