En nuestra Cueva
Algo tan sencillo como cambiar de postura al sentarse, cambiar el horario de la comida o madrugar diez minutos más puede ser poco confortable. Así que mejor permanecer en la zona de siempre, calentitos. Fácil, fácil, fácil. Los viejos hábitos... La publicidad nos bombardea a todas horas con mensajes donde estar confortable es una obligación. Y entonces dejamos de buscar alternativas, aunque ese comportamiento tenga más efectos negativos que positivos. Parece que disfrutamos hipotecando nuestro futuro. Como el mal hábito es familiar, nos quedamos en la zona segura. ¡Pero es al revés! No cambiando nos quedamos en la zona insegura. Ver la televisión largas horas es mucho más cómodo que levantarse y leer La comida muerta sin vitaminas del microondas es rápida y no tendremos que esperar una cocción normal. No madrugar y quedarse cómodamente en la cama es confortable. No esforzarse un minuto más por acabar ese trabajo también es confortable. Los viejos hábitos no cuestan esfuerzo. Peligroso, peligroso, peligroso. Así que ahora cambia tu mal hábito y trabaja un minuto en sustituirlo por uno bueno. Puede ser madrugar un minuto más, sostener esa conversación un minuto más o contener tu hambre un minuto más. Funciona. Un minuto ensayando un nuevo hábito te abrirá un mundo nuevo. Verás que no es tanto como pensabas y querrás seguir, o, en el peor de los casos, lo habrás hecho una primera vez y repetirlo será fácil. Un minuto te separa de la gloria. Empieza ahora. Empieza hoy.