Sephora

Publicado el 24 mayo 2011 por Elcocteldeloscuentos
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Ella era todas las cuerdas de su guitarra. Cada melodía que salía como resultado de una caricia propicia de las yemas de sus dedos sobre los cables, era como un milagro. Ella lo concebía así. Daba gracias cada día porque, a pesar de todo, seguía haciendo música. Seguía inspirándose con acordes que le llegaban a la mente con sólo escuchar su entorno. Seguía amando aquella vieja guitarra por encima de todo, incluso de sí misma. Y seguía manteniendo vivo su sueño de convertirse en la mejor cantante. Y, ojo, ya lo era, pero aún no lo sabía.
Eh, Seph, cántame otra vez tu canción.