Inició el mes de mi cumpleaños y tengo ánimo de celebración. No tengo condiciones, como otros años, para hacerme una fiestita o un regalo diario, pero de alguna manera me celebro cada día, a veces con decisiones para mi bienestar.
B inició el ciclo escolar y su nueva profesora, el primer día de clases, fue capaz de estar hablando conmigo de perdida una media hora sin mencionar una sola de las características positivas de mi niña. Lo primero que preguntó fue: "¿Cuál es su diagnóstico?" Una diferencia abismal con la maestra anterior. No sé si es consuelo, pero no es personal: mientras las otras maestras abrazan y usan esa entonación clásica de las educadoras para saludar bonito, esta maestra es... seria.
Yo he vuelto a la corrección de estilo, exploro los recursos digitales para "expandir los negocios", sobre todo para hacer la red de mercado y mañana regreso a la docencia. Daré clases en la primera universidad que llega a la ciudad más cercana a mi colonia-isla. Estoy emocionada por eso. Tenía un par de meses con la cosquilla de volver y gracias a Dios se abrió esta oportunidad que económicamente está lejos de lo ideal, pero me queda perfecto porque las clases son solo los sábados y ahorita sería complicado otra cosa, con mi niña.
He comido desordenadamente, me he desvelado mucho, no he hecho ejercicio hace demasiado tiempo y continuamente me siento sobrepasada por las demandas que implica el ser mamá; pero con todo, me siento bien conmigo misma.
Silvia Parque