Ignoro si la culpa la tienes tú, la tengo yo, el tiempo o son meras casualidades, pero te odio.
También te temo, te temía.
No creas que vas a seguir amedrentándome con tu implacable maldad.
Aunque tienes la cruel capacidad de derribar las torres gemelas al tiempo que derribas mis esperanzas de paternidad una vez, dos, ¿tres veces?. Da igual, no te temo.
Ya no te temo, aunque sé que te aliaste con ególatras interesados para dejarme sin trabajo por la espalda hace años.
No te temo, pese a que tenga que volver a buscar alojamiento de la noche a la mañana.
Ya no me hielas el ánimo conchavándote con la Parca para intentar llevarte a mi padre, septiembre.
No te temo, sólo te odio, porque no olvido. Y por eso ahora te conozco mejor que tú a mi.
Vamos a ajustar cuentas, septiembre.
NOTA:
Ni voy a descansar, ni tengo vacaciones, simplemente me ausento de internet durante septiembre.
Necesito el tiempo y la dedicación para resolver unos asuntos, que espero que me sean favorables.
Puede que algún día me acerque por la blogosfera, pero no será lo habitual, de modo que siento no postear nada nuevo durante unas semanas. Pero siempre podéis dar una vuelta por entradas antiguas que seguro que no conocéis :-D
Gracias