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Ser agnóstico ¿es ser molesto?

Publicado el 17 junio 2010 por Dubarri

Leí hace unos días un artículo de Glenys Álvarez en  la página web Sin Dioses (La insoportable levedad del agnosticismo) que me llamó la atención ya que como agnóstico muchas veces me siento ninguneado por ateos de pro y despreciado por creyentes de pro. Estoy convencido que el agnosticismo es una especie mal vista en ambos sentidos por ser quizás el más incómodo para posicionamientos radicales. Tómese radical en este caso como extremos y no como radicalismo ideológico. Son extremos en los que o bien se afirma o se niega la existencia de un dios o un ser supranatural. La escritora añade una cita del afamado escritor Dawkins del cual he leído sus obras y con el cual estoy de acuerdo en muchas cosas, sobre todo con la cita que la escritora del artículo añade y que yo repito con sumo gusto:

“El hecho de que no se pueda probar la no existencia de Dios es algo aceptado y trivial en el sentido de que nunca podremos absolutamente demostrar la no existencia de algo” (Richard Dawkins  en El espejismo de Dios).

Estoy de acuerdo, sí, y en esto sería un ateo redomado en afirmar que los dioses que conocemos por la mano del hombre, los monstruos fantásticos promovidos de la imaginación humana, las famosas hadas del fantástico mundo de los sueños son creaciones humanas, nada real y solo ficción. Y crean ustedes que a veces sobra la ciencia para demostrar semejantes fantasías. El agnosticismo va más allá que la simple duda, mucho más allá de meras y absurdas fantasías, y mezclar las creencias en esas simplezas mentales con lo trascendental es un error de bulto.

La ciencia tiene su cometido, su campo de investigación y usar a la ciencia para lo que no está preparada creo que es un error, un error que la puede catapultar a los altares como lo hizo la religión con sus dogmas y sus doctores de la Iglesia siglos atrás. No, el conocimiento que obtenemos por medio de la ciencia nos aporta un descubrimiento de nosotros mismos como especie natural, evolucionada y sobre nuestros orígenes en este planeta; y proyectando esto más allá a algunos de los confines del universo, no a todos ni todo. Sería una prepotencia humana como la que ostentaron los Papas cuando afirmaban que eran infalibles (bajo ex-cathedra, claro).

Ser agnóstico como afirmaba Huxley. Yo creo aún viviendo en este siglo esa es una postura coherente con las limitaciones del ser humano. Porque como humanos tenemos limitaciones y la ciencia también aún con el método científico. ¿O se debe de afirmar con rotundidad que tenemos acceso a todo conocimiento traspasando lo que transciende? Ser escéptico es saludable, hace pensar, hace dudar y en la duda la razón, el agnosticismo: conocer el límite; ser conscientes de nuestro límite, nuestra finitud y lo que trasciende o no después de la muerte.

Ser agnóstico ¿es ser molesto?

Difiero con la autora sobre la hipótesis en la cual si viviera Huxley su enunciado sobre el agnosticismo no sería igual. Yo creo que según conocemos más y mejor la ciencia y los descubrimientos más nos damos cuenta de nuestros límites. Según vamos descubriendo pequeñas cosas para mejorar dentro de la física y de la química de nuestro cuerpo, mejorar nuestra vida, pero aún estamos lejos, muy lejos de nuestros orígenes como pensantes y de nuestro papel en un mundo común, de la conciencia colectiva e individual y sobre todo el misterio de un antes y un después que a toda cultura fascina.

Por supuesto que niego todo dios creado por el hombre, humanizado, idolatrado, bajos símbolos, signos, libros sagrados, apariciones, milagros, etc. Negar eso, pregunto, es ser ateo. Sí, claro, todos somos ateos en parte, pero ¿quién tiene capacidad para traspasar lo que trasciende, qué, cómo, por qué? Yo no, y Huxley fue consciente de ello como escéptico. Caer en la prepotencia de que todo gira en torno a la ciencia es como la prepotencia religiosa donde todo gira en torno a una “Verdad”. Lo justo es reconocer a la ciencia lo suyo y en ese reconocimiento aprender que gracias a la duda y a los límites que el universo nos impone iremos avanzando como polvo de estrellas consciente o inconscientemente después de la muerte. Pero después de la muerte qué nos importa lo trascendental, verdad.

El agnosticismo se revela contra la verdad absoluta, contra el conocimiento sin límites, tanto lo proclame la Iglesia como otra corriente ideológica incluido el método científico desmesurado y desbocado en una especie de borrachera en la cual se cree que todo se conoce o que todo se puede conocer. Hoy el agnosticismo es tan viable como en los tiempos de Huxley. Y el ser humano no es el ombligo del universo y la mejor criatura.

Jean Pierre Dubarri, junio de 2010.


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