Ser escuchada y tenida en cuenta, da una pequeña satisfacción por demás placentera.
Una espera ser escuchada siempre que se dicen cosas serias, cuando se entablan conversaciones sobre un tema particular, cuando se estipulan condiciones, etc. Pero está eso que una dice, tal vez al pasar, que se da por sentado que el otro escuchó, que queda como agua pasada y que de pronto, se hace presente en un detalle con el que ese interlocutor hace saber: "mira, te considero".
Silvia Parque