Qué pareja tan agradable, treintañeros jóvenes, actriz ella, realizador él. Cenaron entusiasmados en la Favorita completamente volcados en el espectáculo. Me cayeron tan bien que terminé invitándoles a alguna copa mas de vino en el jardín.Allí supe que habían ahorrado para poder venir, tal y como mandan los tiempos, qué horror. Ahora trabajo en un lugar que yo mismo no me puedo permitir, y es el mismo en los últimos 18 años. Hablamos un poco de todo: de la experiencia y la profesión de cada cual; de la posibilidad de colaborar próximamente, etc… Cosas que se dicen en una noche de sábado con los ánimos por las nubes y la desinhibición propia del alcohol. Ya he aprendido a disfrutar el momento sin más. Porque nos intercambiamos el facebook, pero no volvimos a hablar y ni recuerdo tampoco sus nombres.
Me quedé algo de ellos. La afirmación por parte del realizador, ¡Alf!, luego de preguntarle si aspiraba a dirigir un largo, de que había descubierto qué era lo que más le gustaba en la vida y es tomarse unas cañas con los amigos, ¡qué factible! Lo que no es incompatible con llegar a dirigir una película pero, por lo que se ve, sin ansiedad. Y la recomendación de ver una serie que me tiene completamente arrebatado: House of cards. Donde se cuentan las intrigas políticas de un congresista en la Casa blanca, una cosa espeluznante, con un guión impecable y excelentes interpretaciones. Me tiene completamente absorbido, ya os contaré.No sé que se hayan llevado ellos de mí; el recuerdo de mi voz, la emoción que les hubiese podido provocar, la media botella de blanco de la casa a la que les invité o esta cordialidad que me caracteriza…; no sé si algo tan concreto como lo que ellos me regalaron, ni quién haya salido ganando. Pero gracias, donde quiera que estéis.