¿Ser hombre o mujer?: Ésta es una cuestión que envuelve directamente todas las personas. Se nace con pene o vagina, sin embargo el verdadero sexo está en el alma. Hay personas que simplemente aceptan lo que la naturaleza las dio en el nacimiento, pero hay aquellas que luchan a diario por otro género. Los conflictos interiores empiezan cuando ciertos individuos se dan cuenta que tienen un órgano sexual y deben de respetar el propio cuerpo, porque se les ha sido impuesto.
El ser humano pasa por varias transformaciones desde el momento que llega al mundo hasta la muerte, pero la mayor metamorfosis no es la física, y sí la espiritual o psíquica. Muchas veces los efectos del cuerpo son consecuencias de una mente que se mira como macho o hembra. Constantemente las personas están “sexiendo”, o mejor diciendo, ejerciendo su sexualidad. No es necesario estar haciendo el sexo con la pareja para “sexer” (unión de las palabras sexo + el verbo ser), basta vivir, siendo simplemente tú mismo/a todo el tiempo.
Cuando se elige una ropa o su color, o se mira alguien con apetito sexual, o también se decide trabajar en determinadas profesiones, o el modo como se usa los cubiertos para comer o el de andar, por ejemplo, ayuda a clasificar ciertos individuos en cuanto a la sexualidad. Pero las apariencias a veces nos engañan: hay hombres fuertes y musculosos que aprecian otros del mismo sexo, así como hay mujeres delicadas que usan pintalabios que sienten deseo por otras. Por lo tanto la sexualidad de los demás no está debajo o en el rostro.
Cada vez más las reglas y los valores que determinaban lo que las personas son se rompen y se pierden en lo que la humanidad considera como perdido: el respeto a la sexualidad heredada y regalada por “Dios”.
Ni todo el mundo consigue vivir el sexo que se le presenta más intensamente, pues tiene el miedo a ser descubierto o entonces, porque no se siente bien consigo propio, por causa de la familia, por ejemplo. Por eso no es tan difícil hallar personas que tienen una vida doble: en casa son hombres o mujeres, pero fuera son el contrario. Es posible decir que en estos casos, aunque no haya felicidad por completo, porque no se es “uno”, pero dos mitades, que ellos viven las dos fases del Tao al tener experiencias de los dos géneros. ¿Será esto un privilegio o una maldición?
No se puede ocultar para siempre o de todas las personas la verdadera sexualidad, pues muchas veces ella se refleja como un espejo. El sexo que viene del alma es el inicio de la identidad del ser humano. Hay allí un conflicto entre la voluntad del individuo y la de la naturaleza. Ambos quieren distintas cosas o simplemente seguir por caminos opuestos.
Follar con la pareja es solamente una forma de decir públicamente la función que se ejerce en la naturaleza, si es macho o hembra, nada más. Queriendo o no se es obligado instintivamente a dar explicaciones respecto de quien tú eres para que los demás sepan cómo tratarte. No necesitas decir que deseas ser tratado como hombre o mujer, gay o lesbiana, porque tu comportamiento les dará la respuesta.
Al definirte como macho o hembra se creará un escudo contra las personas que tienen mentalmente el mismo sexo que tú, pero vas a atraer los ojazos de aquellos que buscan alguien como a ti, porque es la ley del Taoísmo. La misma barrera también selecciona las parejas homo o heterosexuales.
Hay gente que tiene el don de llamar la atención de hombres y mujeres, por causa de la belleza, o entonces, porque ciertas personas ven algo que los demás o hasta mismo el propio individuo no consigue: quizá una predisposición para la homosexualidad o una sencilla curiosidad de tener nuevas experiencias en la cama, sin embargo no tiene el coraje a intentarlo.