Revista Talentos

Sexo, pescado y vacaciones

Publicado el 20 abril 2011 por Francissco

Vacaciones en la Pascua, tralará…Sexo, pescado y vacaciones.

Pues sí, gente,  me debían una jornada de vacaciones por haber aportado una sugerencia “creativa” a los líderes de mi empresa. Y como me la debían me la pienso cobrar con el santo día de hoy, preparatorio de la gran estampida. “Les he dicho a mis padres que igual llegábamos mañana por la mañana” dice mi costillita. Como me temo que dicha promesa es cierta, me apresuro a contraatacar con sutileza: “Aah, qué rápida. Pues la otra mitad de los días tocará con los míos, por supuesto, sepass”.

Ese es el pacto implícito, la deuda de sangre, honor y agradecimiento para con nuestras respectivas familias ancestrales (y tal, o sea). La primera parte del pacto, no obstante, plantea algún que otro problema espinoso. En efecto, nunca lo recuerdo con detalle pero no se puede consumir  carne, o así, hasta el día de la resurrección de Jesús.
Pues bien, si la familia en cuestión es muy católica  -y mi familia política lo es hasta las trancas- en vez de carne catarás pescado, mon amour, y encima muy espinoso.

No me preguntéis que pescado es, pero seguro que una Boa constrictor tendría problemas para pasarlo. A mi suegra le encanta cocinarlo y para su  familia es todo un placer desespinar (¿se dice así?) mientras comentan las sutilezas de la guarnición.

Mi destino es más lúgubre: nunca acierto a quitarle todas las espinitas de los cojones hasta que  -harto ya-  me dejo la mitad en el plato. “¿Que no te gusta, Frankie?”  preguntan.  “¿Te lo recaliento un poco?”… Bueno, como esto último ya es el summum de los horrores, me apresuro a negarme con prontitud y energía, que ya escampará la cosa.

Las sobremesas posteriores a esta batalla de espinas pueden ser laargas, largas, oh, my god. El desfile de anécdotas fascinantes y personajes que olvidarás rápido, no obstante, se puede acortar de manera eficaz con un “me voy a echar un ratito”, truco muy útil excepto cuando hay visita extraprovincial. Y siempre la hay, eso es lo malo. Todos los años viene cierta parentela perteneciente a los Jubilados Terroríficos (JT).

El partido JT lo forma un sector de la población que pasa sus años dorados -así, que queda más fashion- realizando todos los viajes subvencionados del Inserso que pueden costearse, por lo general balnearios medicinales y saraos en la costa.

Otra fracción de su tiempo transcurre en casa ajena, dejándose caer por ella sin piedad un puñado de días y dedicándose a relatar los saraos esos de arriba. Y pobre del que le pillen amodorrado y lesionado por alguna espina. Los vapores de la digestión y las anécdotas setenteras pueden tener un efecto letal hasta en la líbido de Rocco Siffredi, válida sea esta confesión.

Es esta una constatación realista y veraz. Servidor y pareja se atrajeron por su alta compatibilidad y deseo mutuo, dicho sea esto sin más intención que la meramente informativa, que sus pensáis.

Bueno, pues notamos, al acabar una de estas comidas, la eficacia de la sublimación freudiana que practican en la tercera edad. Decía Freud que la biología que ya no erecta proyecta. La vejez plasma toda su creatividad en la conversación y la gastronomía. Es ahí donde les encontramos exhuberantes y sensuales.
Ese comentar  y degustar con fruición ingredientes, viandas, etc, para compensar, quizá, la falta de consumaciones en la alcoba.

Y se contagia, claro. Con razón necesitamos una escapada solitos los últimos días vacacionales para restaurar el estado del armamento. La presencia de suegros al otro lado del tabique es el mejor anticonceptivo jamás inventado. Pero están en su chalet, aah, la territorialidad.

Saludos y conectaré cuando se pueda a partir de mañana. Si se puede, claro…

 


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