Voy a contarte un cuento. Ya sabes… cualquier parecido conla realidad es pura coincidencia
Pues ya tenemos aquí alguien con mucho poder, el capitán, queha captado para su “obra benéfica personal” a una adepta circunstancial, y decuya simbiosis se van a beneficiar ambos. A partir de aquí podrás pensar:“Joer, que bien se lo montan algunos”…
Puestos a imaginar, vamos a ver pululando por el barco a susanchas, a una chiquilla seguramente de muy buen ver, de aquí para allá y deallá para acá (“soy la amiga del capitán, ojo eh”). “-¡Ah! ¿Y tú qué pones?...-Diría algún gracioso avispado”. Una buena parte de la tripulación la conoce,aunque sólo algunos saben que su trabajo ahora no va a ser en la orquesta delbarco, esta vez su objetivo será mucho más alto en el escalafón de laplantilla: Satisfacer al jefe y darse una vacaciones de lujo; puede que inclusosaque algo más, mucho más.
Lo bien cierto es que en su “particular” crucero de luna demiel, ella era feliz y andaba a sus anchas entre el resto de los oficiales. Nosé si llegaría o no a estar alguna noche en la célebre cena del barco al ladodel capitán, esto decídelo tú; pero lo que sí es seguro que al lado de él síestaría en su cama por las noches.
Pues resulta que la niña tenía familia en la costa por laque iban a pasar esa noche después de la cena. Antes de irse “a dormir”,subieron a la cubierta de popa para no llamar demasiado la atención, y volcadossobre la barandilla de babor disfrutaban de una noche algo fría pero agradable.Ella ya había hablado con sus padres y les había avisado que “pasarían porallí” y el barco les saludaría. Las luces de las poblaciones costeras noquedaban lejos.
La cosa se presentaba la mar de romántica. El mundo erasuyo. Les iba a mostrar a sus padres el poder que tenía con el capitán “con elque le unía una buena amistad”. Sus padres habían pensado que qué mejor queunas vacaciones para su hija en el barco que trabajaba a “un precio de risa”.
Pulsa aquí y oirás la bocina del barco
“¡Mirad, el barco! Ya viene, ya viene. Es ella. Como conoceal capitán le ha convencido para que saque el barco de la ruta y se acerque alpueblo por el mar”. Desde su walkie el capitán daba órdenes a su “segundo de abordo” y le decía: -Ahora apaga y enciende las luces, acércate un poco más,toca la bocina y saluda. Los de la costa se volvían locos: “Esta hija mía sique vale, conoce a mucha gente, ya verás lo bien que se coloca por susamistades; no, si trabajo no le va a faltar…”Y a partir de ahí… como no queremos que esto acabe bienporque han pecado… pues esto no va a tener un final feliz. Bueno, tú aún estása tiempo. Si te has identificado con él o con ella y no quieres acabar mal,pues deja de leer y dale el final que quieras a este cuento. Pero si no eres niél ni ella, es más te da igual, pues podemos seguir y ver la tragedia.
“¡Qué lástima! A mí me hubiera gustado ser él, o ella; o tanbuena parejita que hacían… ¿Y si habían descubierto del “verdadero amor”… ¡Quéincreíble debe ser eso de tener poder y sexo a raudales!…”
Mientras a la gente rica y poderosa le sucedía estadesgracia y la prensa se ocupaba de ello, algo más al sur otra tragedia ocurríapor la crisis económica, una pareja de ancianos había muerto, pero de esto laprensa casi no hablaba, lo primero tenía más “venta”. FIN del cuento.
Dale caña a la inmadurez de las personas.
Juan-Lorenzodalescana@gmail.com Más artículos sobre Humanismo