El disparo probenia de mi derecha. El estruendo
se me clavó en los tímanos y el olor a pólvora impregnó
el aire. El arlequín se desmoronó a mis pies.
Hubo un segundo disparo. La presión sobre mi
garganta desaparecio y caí de bruces. Sólo percibía el
olor intenso de la pólvora. Noté que alguien tiraba de mí
Abrí los ojos y atiné a ver cómo un hombre se inclinaba
sobre mí y me alzaba.