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Shhhh…

Publicado el 26 noviembre 2009 por Yopo
Shhhh…“Sé todo lo que hablasteis en el último pase”, o tal vez “Lo que el ruido se llevó”, podría ser perfectamente el título de la película que me tocó sufrir en mis carnes la pasada noche en el cine. El film que intentamos ver fue Celda 211, que por cierto es muy pero que muy buena. Pero hoy venía a hablar de otro tema, más bien a quejarme, a poner una reclamación pública en forma de post, a ver si alguno de esos insufribles vecinos de butaca se dan por aludidos de una vez.
Pues bien, el pasado fin de semana fui al cine, y tuve que lidiar con un par de especímenes pesados alrededor. Íbamos con la esperanza de que la sala para Celda 211 estuviese casi vacía, ya que se acababa de estrenar Luna nueva, y por los cines sólo pululaban quinceañeras moja-bragas (por cierto, adoro esta expresión! La he leído en algún sitio, de modo que si fue alguno de vosotros el que la acuñó, que levante la mano). Además, también era la segunda semana de 2012 en cartel, película que ha arrasado allá donde se ha estrenado… así que, con estos antecedentes, nos las prometíamos muy felices para disfrutar de Celda 211 a nuestras anchas. Nada más lejos de la realidad. La sala también estaba a reventar, y las probabilidades de encontrarnos con algún pelmazo durante la proyección, se dispararon.
Definitivamente hay gente que va al cine a joder (en el sentido de molestar a los demás, no penséis mal…). Porque si no, no me lo explico. Ya no es que al comentar algo con el de al lado subas el volumen un poco más de lo debido, no. Es que había un ser (femenino para más señas, de entre 15-20 años, por la voz) que se dedicó a comentar cada secuencia de la película, como si los demás fuéramos gilipollas (más que ella, me refiero) y no entendiésemos la trama. Ella comentaba (en voz alta, por supuesto) las idas y venidas de cada personaje, lo que hacían en cada secuencia, o cómo iba a terminar tal o cual escena. Desesperante! ¿Dónde coño se cree que está? ¿En el salón de su casa?
Justo detrás de mí, había otro ser (masculino, en este caso) al que le sonó el móvil, y sin ningún reparo contestó la llamada en medio del cine. El muchacho se esforzó por hablar bajo con su interlocutor (todo un detalle), que al parecer lo llamaba para recordarle el sitio y la hora a la que habían quedado cuando saliese del cine. Increíble! No sé quien es más tonto de los dos, el que coge el teléfono, o el que lo llamó… Si ya sabías que tu amigo estaba en el cine, envíale un sms en lugar de llamar, coño!

¿Y qué se puede hacer en estas situaciones? Te entran ganas de levantarte y sacarlos a patadas del cine, pero claro, no es plan de montar una rebelión en plena sala… Así que, o les dices muy educadamente que se vayan a tomar por el culo, o te conformas con los recurridos chasquidos de lengua, y los poco eficaces, pero contundentes: Shhhhh…

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