Qué gran comienzo, ¿no les parece? ¿No les transmite nada ese primer párrafo, y el que sigue? Una noción de atmósfera, de ambiente, cierto pulso trágico bien agazapado bajo esa primera mirada áspera y brusca a los interiores de un club nocturno de topless. Esas palabras que caen como cuchillos, describiendo el medio en el que nos moveremos en las siguiente noventa páginas, pero que por debajo permite latir cierta compasión, cierta pena: ese olor, el del fracaso y la derrota, el cansancio, resignación. Es una realidad, sin duda, que Cornejo Gamboa pinta sin adornos, con los trazos y colores necesarios, pero una realidad tridimensional, de gran profundidad de campo, de carne y hueso como los personajes que van cobrando vida.Show continuado está protagonizada por un vagabundo cincuentón que le cuida la droga a su patrón a cambio de dejarlo vivir en un bolichito mugroso y abandonado; el patrón del vago, un narco con ínfulas pero en ascenso, que a su vez trabaja para un misterioso Mr. Okay, quien le encarga el asesinato de un narco rival; y la novia del patrón, una mujer con sueños de artista que sin embargo se halla trabajando en un topless, bailando para hombres tristes y amargos a quienes no les importa su talento, sólo sus turgentes formas, y que se presta a ayudar a su novio narco a darle el bajo al rival. Las cosas no salen como lo esperado y el destino de estos tres soñadores fracasados se verán enredados en una espiral de traiciones, muertes y desamparo total.Primero que todo vale la pena mencionar que la trama en sí resulta sumamente interesante y atractiva, siendo uno de los pilares que te hacen leer esta novelita de un tirón: los ambientes en que ocurren los hechos (negocios, boliches, bares, calles sucias), el puñado de llamativos personajes salidos del hampa santiaguina, los giros del argumento... Una trama criminal hecha y derecha, narrada con pulso firme y rotundo, conduciéndonos con una seguridad apabullante hacia su violento pero quizás esperanzado desenlace.Sin embargo lo que termina por potenciar lo anterior, el otro gran pilar fundamental de esta obra, es su carácter trágico, irónico, y la profundidad en la construcción de sus personajes, complejos en su virtual superfluidad (el vago, la toplera, el narco... ¿qué de sustancioso puede haber en semejante trío ahogado en sus respectivos patetismos, sufriendo el trago amargo de sus dolores?), evidenciando la mirada hondamente humanista de Cornejo Gamboa, ya sea por darle el protagonismo a tan improbable atado de don nadies, ya sea por la compasión y comprensión (que no justificación) con que retrata la caída y descalabro de sus vidas, ya sea por la certera y rabiosa y desencantada forma con que levanta ese Santiago desamparado y escupido, esa crítica social feroz de un país convertido en un callejón sin salida, una maquinaria devoradora de sueños, trituradora de carne, que se alimenta de fracasos y frustraciones. Hasta hay apuntes filosóficos bien claros: lo fácil y destructor del destino, que en un día puede convertir príncipes en mendigos y mendigos en... bueno, algo se entiende, ¿no? Al final, ¿qué tenemos? Nos tenemos a nosotros mismos. Individuos, solos o que van de la mano, enfrentando lo que el destino o las circunstancias, siempre mutable, les van arrojando por delante. Sin duda, la cosmovisión de Cornejo Gamboa tiene gran e hipnótica profundidad, además de expresarse perfectamente a través de su callejera poética, de esa prosa lírica y sucia, sin aspavientos ni artificios pero hermosa en su dureza, en su áspera austeridad.Puede que tenga imperfecciones, ciertas decisiones estilísticas algo extrañas (que los personajes hablen para sí mismos informándonos cosas que un simple narrador puede transmitir), un par de momentos melosos, cosas que podrían rozar con el rídiculo en momentos puntuales, sin embargo son detalles menores que no menoscaban en lo absoluto la calidad general; todo ello se ve superado por la enorme fuerza ética y estética de la mirada del autor, de su discurso, por el vigor de una prosa como salida de las tripas, del corazón, además de sus memorables personajes, de carne y hueso, ese potente halo trágico y sombrío, y el enrevesado embrollo criminal en el que se ven envueltos. Y el sentido del humor, que no falta, eh.