Primero la nota clavada con chinchetas en el tablón de corcho dedicado a informar de las tareas diarias de mis empleados.
Trabajo encargado a mi fiel empleado Pechuga de Pollo Mutante. Para ello debía de emplear la apisonadora de rodillo delantero de tres toneladas.
Lo malo, es que antes de montar en la máquina, se le ocurrió acudir a la taberna gallega del Percebe Errabundo...
Sin darse cuenta, aplanó el camino, a la vez que despachurró a varios de mis visitantes...
¡Y sí! ¡Maldita sea! ¡A mí también me atropelló mientras iba camino del supermercado para comprarme una barra de pan para el bocadillo de chorizo de la merienda!