Revista Literatura

Si crees en ti mismo, cuando el mundo duda

Publicado el 22 octubre 2012 por Migueldeluis

Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor,

han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando el mundo de ti duda,

pero dejas a las dudas un lugar .

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;

o si, siendo engañado, no respondes con engaños,

o si, siendo odiado, no te domina el odio

Y aun así no pareces ni demasiado bueno ni demasiado sabio.

Hoy toca Rudyard Kipling

Lo de ahí arriba, por si acaso, es un fragmento de uno de los poemas más conocidos en lengua inglesa: If, de Rudyard Kipling. Lo de aquí abajo va a ser un pequeño comentario.

Me gustaría centrarme en el último verso de la tercera estrofa: Y aún así no pareces ni demasiado bueno ni demasiado sabio. Parece contradecir todo lo dicho antes: saber mantener la serenidad, seguir confiando en uno mismo pero prestando atención a los propios defectos, ser paciente, ser honesto, rehuir el odio, todo eso, ¿no nos habla de bondad y de sabiduría?

La clave está en dos palabras: pareces y demasiado. Creo, que de lo que está hablando Kipling, es de protegernos contra el pensamiento presuntuoso, una extraña forma de vanidad que consiste en aparentar ser más santo y más sabio de lo que en realidad se es.

Un aprendizaje de dolor

Y es que hacerse sabio conlleva un aprendizaje de dolor, una cruz, haber experimentado la angustia, las dudas, la impaciencia, haber sido engañado, haber sido odiado —o, al menos, no querido— sin pretender que no nos afecta.

un timador y un pringado que se ha engañado a si mismo

En el momento que se produce, la angustia no nos hace ninguna gracia. Lo mismo puede decirse del sufrimiento y el dolor. Sin embargo son momentos para construir, laboriosamente nuestra sabiduría. Lo que no debemos hacer es ponernos una máscara de santidad, engañarnos a nosotros mismos y a los demás con palabras prestadas de Jesús, de Buda o de tu abuela. Sí, toma inspiración de los sabios, pero úsala para saber hasta donde tienes que llegar y ponte a caminar en esa dirección. Sí, tardarás tiempo; sí, te supondrá esfuerzo y sí, habrán momentos en los que parecerás haber retrocedido pero si te mantienes iluminado por la esperanza algún día llegarás.

Sin embargo, quien sin haber caminado cree haber llegado a su destino, es un timador y un pringado que se ha engañado a si mismo.


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