Que te pongan la piel de gallina con un mensaje de texto, sentir ser la musa y la gula de alguien, de tu “alguien”. La cuestión es SER.
Es usar la primera persona de plural para hablar del amor y romper a llorar de la risa. Ahogarme en tu olor. Y empapar al tiempo de ti, de mí, de esto.
Creer que soy la reina de tu selva, de tu vida. Volar, enredarme en tus lianas y largos dedos como quien decide que siempre hay alguna forma de morir más maravillosa que la que le está matando.
Y que eso de que “cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, quieres que el resto de tu vida empiece lo antes posible”, cobra sentido. Así que, si me tengo que perder, que sea en tu cama, y sí tengo que vivir que sea despeinada porque me tengas en un estado de trance continuo.
Y que está muy guay todo eso de depender de uno mismo, y ser una persona libre y bla bla bla… Pero, yo soy más feliz cuando tú me miras. Y mucho más… Cuando (me) sonríes.