Si no puedes andar usa muletas

Publicado el 19 enero 2011 por Migueldeluis

El futuro pertence a aquellos que creen en la belleza de sus sueños ~Eleanor Roosevelt

L

os sueños vuelan, nosotros cojeamos. Algo es un sueño precisamente porque no estamos preparados para alcanzarlo. El niño minúsculo que sueña con ser escritor, como es mi caso, carece de los más elementales conocimientos para componer una historia que sea digna de acompañar en las vitrinas a Salgari, Dickens o Ana María Matute. Pero sueña, el ansia ya estruja su corazón y hasta que su alma no se rebele y se lance con toda su pasión hasta triunfar al fin o fracasar absolutamente será un esclavo de su anhelo. Aún siendo niño, precisamente por serlo, está lleno de ilusiones sin ser iluso. El niño minúsculo que en mí pervive, adora y añora vivir su afán sospechando que aún no sabe nada. ¿Por qué iba a poder él? ¿Se traicionará y abandonará sus sueños por algo más sensato? Ni de sí mismo puede fiarse, en su corta experiencia muchas cosas se ha propuesto y pocas ha cumplido. ¿Por qué esta vez va a ser diferente?

Lo mismo pasa con otra clase de sueños, que consisten sencillamente en salir adelante. A veces la vida apesta, muchas de éstas porque nosotros mismos nos lo hemos buscado, pero da igual de quien sea la culpa cuando uno está tirado en el suelo y la gente pasa y mira. El sueño, si aún queda, es levantarse hasta alcanzar una rutina normal: casa, trabajo y alguien que te quiera; cuando uno se siente incapaz de nada de esto.

Ya véis, lo esencial del sueño, lo que le diferencia de un objetivo, es su lejanía. A veces sólo está lejano en nuestra mente, como los niños que no se atreven a nadar por temer al agua; otras la lejanía es muy real, como cuando se quiere ser nadador olímpico. Y es que los genes de nadador olímpico se encuentran después de nadar miles de kilómetros, y hablo literalmente.

Arriesgarse a fracasar

Ante todo arriesgarse a fracasar; ésta es la decisión de todo héroe, la elección de Aquiles — una vida larga y segura, o una leyenda corta y gloriosa — si me permitís el mito. Vale, todavía los editores no te matan si te sale mal la novela. Reconozco que la mayoría de los escritores — por buenos que sean — jamás alcanzarán la fama que telecinco presta. Y no es que comparta con Aquiles su idea de gloria. Vamos, que saquear Troya: mejor dicho pasarse diez años cercando Troya para luego morir ante las murallas, no es mi idea de gloria.

El camino del héroe

Diez años pasaron los griegos cercando Troya. Olvidémonos de las incomodidades de la campaña, los gastos, la inversión, no ver a la familia y el aburrimiento. No, lo peor debió ser ver a los troyanos burlarse desde las almenas durante diez años. Vamos, que muchos niños troyanos se hicieron mayores inventándose chistes a tu costa. Diez años, y estamos en la edad del bronce, en el que un hombre de cuarenta ha visto morir a muchos de sus amigos. ¿Y te pasas esos 10 años cercando Troya? Vamos, hasta en la edad del bronce se me ocurren cosas más interesantes que hacer, que tienen que ver con música, vino y mujeres.

Luego te mueres. El Aquiles muy centrado no era, vamos otras virtudes tendría, pero fijarse en los detalles no era lo suyo. Tienes un punto débil: el talón, que además lleva tu nombre: talón de Aquiles, y no te cuidas de protegerlo bien, y luego va un tipo, un heroicillo de segunda división regional y te da con una flecha y se acabó. Ahí se queda Troya, y los niños troyanos inventando chistes nuevos comparándote con el despistado de Mr. Bean.

Y sin embargo Aquiles es un héroe; Aquiles vivió su sueño. El éxito era lo de menos, Aquiles es recordado por como afrontó su vida, lo que pasara al final es una nota al margen de su historia.

De Troya a tu sueño

Jamás sabrás a ciencia cierta si tu sueño es posible y mucho menos probable. ¿Y qué? Eso no es lo que importa, ve a por tu sueño, decide vivir como un héroe, nada, sea en los paraolímpicos o en la piscina de tu barrio, toca en la sinfónica de Viena o en la banda de tu pueblo, escribe, publiques en Ilsen o en un blog, anda, aunque sea con muletas. Por lo que a Homero respecta, el que se arriesga a fracasar ya es un Áquiles.

Si vivir sólo es soñar, hagamos el bien soñado ~Amado Nervo