Me venderé al mejor postor.Porque sigo sin creer en mí.
Y me noto más mayor, ¿sabe?
Sí.
Como esas niñas-mujeres que canturrean en la cama
y madrugan para trabajar de cajeras
y sentirse código de barras.
Sí.
Por eso seré de esas
que vuelven a casa para cuidar del niño,
que se sacrifican después del parto
para ser vistas sin mirar por viejos verdes
y partir la pana en el parque de su barrio.
Sí.
De esas que limpian el polvo dos veces por semana
y que polvean con el marido barrigudo en plan sexo salvaje
pero sin serlo, ¿sabe?
De esas que se gastan el sueldo en detergente y cremas cosméticas
y que de vez en cuando llaman a tarotistas
y siempre sale sota de bastos.
O mejor no.
No lo sé.
Puede.
Tal vez.
En fin. Marta Sánchez Mora.