Tengo miedo de querer
quedarme entre tus sabanas,
aunque realmente siempre
lo he tenido.
He tenido y tengo miedo
de querer quedarme para el desayuno
de contar cada segundo que pasa
sin que te olvides de mi sonrisa.
Siempre tendré miedo
de saborear el veneno de la locura
y querer vivir en noches reversibles.
De soñar con un después
que todavía no tuvo presente
y de llorar antes de que hubiese
una despedida.
Siempre con tanto miedo a vivir
y así se marchita el presente.