Siempre víctimas.

A través de mi hermano Alfonso me llega un extenso artículo de Borja Vilaseca para El País, bastante acertado desde mi punto de vista. Trata sobre algo que todos -en mayor o menor medida- practicamos: el victimismo. Resumiré los puntos que considero más importantes: - Para preservar la inocencia con la que nacimos, solemos quejarnos, protestar y victimizarnos constantemente. El camino es aceptar nuestra parte de responsabilidad, saber qué queremos y actuar para cambiar.- Somos, en general, personas victimistas. Entre todos hemos creado y consolidado "la cultura de la culpa", así la mayoría de nosotros intentamos eludir cualquier tipo de responsabilidad, poniendo de manifiesto nuestra falta de madurez.- También solemos quejarnos de nuestra pareja e hijos, pero ¿acaso no son elección y decisión nuestra? Maldecimos a nuestro jefe y nuestra empresa, pero ¿acaso no hemos escogido nosotros nuestra profesión y lugar de trabajo? Y en definitiva, solemos quejarnos de que las circunstancias actuales son como son, pero ¿acaso nos responsabilizamos de que éstas son el resultado, en gran medida, de las decisiones que hemos ido tomando a lo largo de nuestra vida...?Es comprensible -y esto ya es cosa mía- que nos alivie más culpar al prójimo de nuestros defectos y falta de recursos que responsabilizarnos de ellos: esto nos permite vivir más relajados con nuestras propias miserias y carestías. Y, en último caso, siempre podemos echar mano del rencor infantil cuando se nos ofrece la oportunidad del borrón y cuenta nueva. Si no... ¿cómo podríamos seguir siendo víctimas y con ello seguir obteniendo beneficios del prójimo superior? La madurez, como la fama, cuesta. Y la tacañería de la queja es tan cómoda...