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Sierra color verde: esperanza

Publicado el 09 junio 2013 por Eduardocarranzagazzani @ElPeriodicoPeru

SIERRA COLOR VERDE: ESPERANZA. 
Artículo escrito por el presidente Alberto Fujimori en noviembre de 2003 cuando se encontraba en Tokyo, Japón. 

En mi mensaje del 28 de julio de 1999 dije lo siguiente: Vislumbro la puna, a tres mil 800 o cuatro mil metros, como una Sierra Verde, y no sólo como paisaje, como pasado. Hay que verla como futuro y como promesa. Antes de Sierra Verde, desde 1990 realizamos diversas obras de magnitud e iniciamos grandes proyectos de desarrollo a nivel nacional en el marco de nuestra estrategia de acercamiento del Estado con el pueblo, especialmente en la sierra que siempre fue, es y será el eje histórico del Perú; pero fue a partir de Sierra Verde que nos fijamos un nuevo objetivo: Transformar la sierra peruana en un verdadero eje económico.

Sierra Verde fue un proyecto revolucionario que buscó aprovechar y optimizar al máximo el potencial de la altiplanicie y sus millones de hectáreas. La meta era incorporar a la producción en el plazo de 3 años dos millones de hectáreas, es decir, casi tres veces más que la extensión cultivada en toda la Costa. ¡Cómo han cambiado los tiempos! En mi Gobierno buscamos generar producción, fuentes de trabajo e ingresos entre los más pobres y Sierra Verde se convirtió en un importante vehículo para llegar a ese objetivo. Me encargué personalmente de explicar a los campesinos de las zonas alto andinas la forma de reservar el agua en el subsuelo y cada detalle del proyecto, empezando por los surcos de infiltración

Estos surcos sirven para que el agua de las lluvias sea retenida primero y luego infiltrada al subsuelo. Los surcos de infiltración se abrieron con los poderosos tractores japoneses cuya compra se hizo como en todas las adquisiciones de mi Gobierno, en condiciones muy ventajosas para el país. (Cada tractor de 120 HP costó 29,000 dólares, una verdadera ganga). En la temporada de lluvias se almacenaba la mayor cantidad de agua en el subsuelo de tal manera que al pasar el período de las lluvias el agua no faltara, permitiendo así que durante todo el año reverdezcan los árboles, eucaliptos, pinos y pastos mejorados que sembramos en la zona. En 1999 ya se podían ver los avances de una Sierra Verde llena de bosques y pastos altamente nutritivos, poblada de vicuñas y alpacas. Este proyecto haría posible superar 10 veces la actual población de Vicuñas. También buscábamos el redoblamiento, por especies nativas, de otros tipos de animales que además serían fuente de alimentación para los pobladores.

Una vez seleccionadas las áreas localizadas en altitudes mayores a los 3,500 m.s.n.m., fue necesario definir los criterios para la calificación de los beneficiarios del Proyecto Sierra Verde, entonces se comprendió dentro de los beneficiarios de este Proyecto a las Comunidades Campesinas, a las Asociaciones Campesinas no inscritas integradas por comuneros calificados, no calificados y campesinos sin tierras.

Mi idea era que cada campesino fuera el promotor de la serranía para convertirla en un eje ordenado y planificado, con economías viables, nuevos atractivos turísticos, y bienestar para su población. Sólo en el valle de Jauja estábamos habilitando 70 mil hectáreas para desarrollar las actividades ganadera y agropecuaria en la puna de la región central del país. En total en la sierra central se avanzó con 270,000 hectáreas en sólo 6 meses.

Era imperativo frenar la migración interna y el despoblamiento de la sierra, por eso la meta trazada fue ganar en la zona de puna 2 millones de hectáreas con fines productivos para todas las poblaciones asentadas en esa región que vivían -y lamentablemente siguen viviendo- en situación de pobreza.

Se sigue hablando de lucha contra la pobreza, pero no se actúa. Como siempre ocurre con los políticos tradicionales, hay exceso de discursos y falta de hechos concretos. Ahora sin Sierra Verde, sin apoyo a los productores pobres las punas que antes eran improductivas han vuelto a serlo por la falta de continuidad del programa y ahí sólo crece la desesperanza. Hay que volver a sembrar nuevos bosques y pastizales mejorados y pintar la sierra de extrema pobreza con el color de la esperanza, el verde.

Alberto Fujimori F. 
Tokyo, 5 de Noviembre del 2003


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