Hace siete meses, nació B. Yo no estaba lista, a pesar de los meses de espera y los años de deseo. Sabía que era un regalo de Dios, pero no había dimensionado cuánto no la merecía. Llegó y se reveló otra, no la que yo había pensado, aunque sí a quien había estado amando. Con cada mes se muestra más ella, y me encanta; sé que podrá rebelarse a la niña de nuestro ensueño para ser la mujer que le corresponda ser.
Cada cumplemés la felicitamos, pero hoy me felicito más a mí misma. Ayer salimos, y no le llevé un biberón, así que pasó un rato de hambre; todavía no tiene un mueble apropiado para su ropita; ya deben ser semanas de retraso en la siguiente vacuna que le toca; así que no me felicito por mis logros, ni mucho menos; me felicito por ser tan enormemente afortunada.
Silvia Parque