Revista Talentos
Siempre distinguí los más extraños olores. Todos envidiaban mi habilidad. Esa noche detecté un aroma especial, etéreo y frío: olor a muerte. Traté de decirlo muchas veces pero fue en vano, nadie me oía. Aquellas personas sólo se limitaron a recoger mi cadáver. Ninguna entendía el lenguaje de los perros.