Revista Literatura

Silencio de taxi

Publicado el 24 julio 2013 por Netomancia @netomancia
Ella estaba callada desde que subieron al taxi. En realidad había dicho el destino y luego, cerrado la boca. El miraba por la ventanilla, como si viajara solo. El conductor de vez en cuando observaba por el espejo retrovisor, sin inmiscuirse. Algo sucedía, lo intuía, aunque desconocía desde sus nombres hasta la relación que los unía. Podían ser amigos, novios, hermanos. Lo cierto es que se ignoraban.
Ni siquiera le dijeron algo cuando tuvo que desviarse debido a una manifestación. No les importaba por dónde, sino llegar. Aunque tampoco lo demostraban. Era como si viajaran juntos a la fuerza. Era la típica indiferencia tras una pelea.
Reflexionó sobre el lugar donde los había recogido. Frente al hospital de emergencias, aunque en la vereda opuesta. ¿Podía tener alguna relación con el tenso ambiente que notaba en el asiento trasero? Aunque decir tenso, era quizá demasiado. Se ignoraban y punto, como si tácitamente cada uno fuera dueño de su espacio y los límites estuvieran previamente establecidos.
Veía muchas parejas a lo largo del día y los conflictos estaban al pie del cañón. A veces se daba cuenta al escucharlos hablar, otras veces por las actitudes o gestos. Reproches, insultos y hasta cachetadas. El amor va de la mano del odio. Aunque cueste creerlo. Una vida como taxista le permitía afirmarlo.
Faltaban dos cuadras para llegar a destino.
- Disculpe, a esa altura hay una plazoleta que divide la calle ¿los bajo en la calle de la derecha o de la izquierda? - preguntó el taxista, dirigiendo la mirada a la chica.
La joven lo observó y miró alrededor, sorprendida.
- Perdón, pero viajo sola - contestó.
El muchacho, de repente, giró su rostro hacia el frente, abandonando al fin la ventanilla.
- ¿Cómo dice? ¿Me habló a mí? - preguntó.
El taxista miró hacia atrás y apretó el freno. El coche se detuvo abruptamente en medio de la calle.
El asiento trasero estaba vacío.

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