La vida está hecha mas de silencios que de palabras; éstas son muchas veces vacías, forzadas por la situación.
Palabras en el ascensor, palabras que llenan discursos circulares, palabras educadas preguntando por cosas que no interesan, conversaciones de lunes sobre anodinos fines de semana. Al lector seguro que se le ocurrirán cientos de ejemplos mas.
En contraposición está el silencio: el de la muerte en la cama de un hospital, el del cornudo, el de los amantes cuando se aman, el del suicida que se despide de la vida en soledad, el silencio del obsesionado, el de la nostalgia, el de la vejez en soledad, el del miedo a lo extraño.
Me gustaría escribir con silencios, que sería la mejor forma de expresarse para una persona que cree en muy pocas cosas. Pero eso aquí es imposible, y por lo tanto tengo que hacerlo con palabras.
El titulo del blog es un homenaje a mi madre que tanto sufrió, allá en una aldea gallega, cuidando a una vaca, llamada la Chata, cuando no tenía mas de seis años.
Os invito a leer mis cuentos y espero que, si no os gustan, al menos os hagan pensar en lo fútil que es la vida.