Sin anestesia.
Así me llegan sus besos.
En la boca, en el cuello, en el lóbulo de la oreja, en el hombro, en el vientre, en el pubis. Y baja a mis pies, al empeine, a cada dedo. Cosquillas y risas. Mira que es perverso.
Y sube, columpiándose en cada centímetro de mi piel, recreándose en cada escalofrío.
Y sube.
Y para.
Y ya no son solo besos.
Y ya soy mil escalofrios.
Y estallo.
Sin anestesia.
Me toca...