Uno es viejo en la medida en que su corazón es viejo, en la metáfora sentimental y en la realidad física del músculo. Así vivo alegre, con absoluta paz, porque ese día llegará seguro con cuatro abuelos muertos (hombres y mujeres) por infarto y cómo los genes juegan en mi contra. Y no me da tiempo a amar tanto.
Respiro aliviada, sin embargo, cuando toqueteo el esternón y se escucha un leve chasquido en la articulación de la costilla. No era nada taponado en el corazón, aún.
Soy una bestia apretándote contra mí y tu peso hace el resto.