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Sin futuro

Publicado el 05 mayo 2010 por Alicia
Sin futuroCuando éramos pequeños solíamos decir frases como ésta: 'Si me das un poco de bocadillo, te invito a mi cumple'. Comprendíamos ya entonces que cuando nuestro amigo nos daba parte de su bocadillo se privaba de algo y, para compensarle por su pérdida, nos apresurábamos a invitarle a el acontecimiento más importante del año: nuestra fiesta de cumpleaños. Los niños americanos en la popular fiesta de Halloween van de casa en casa llamando a las puertas al grito de: 'Trick or treat' que significa algo así como 'Trastada o regalo' exigiendo unos caramelos y advirtiendo a los habitantes de la casa de que, en caso de no recibirlos, podrían romper una ventana o lanzar un huevo contra la pared.Toda propuesta hasta ahora ha tenido una contrapartida: ofrecemos algo bueno a cambio de una renuncia o privación.Sin embargo, las palabras de Papandreu 'sacrificio o catástrofe' no dan lugar a la esperanza pues, hagamos lo que hagamos, invariablemente nos espera el castigo. No hay elección, nos exhorta a elegir entre lo malo y lo peor.
La semana pasada el politólogo argelino Sami Naïr, en unas charlas celebradas en CajaCanarias, decía que el mundo actual se ha vuelto melancólico y ha fijado los ojos en el pasado incapaz de vislumbrar un futuro. Rrecordamos cómo en los años sesenta y setenta el mundo soñaba las maravillas de progreso y ocio que traerían los nuevos tiempos, e incluso algunos se llegaban a preguntar qué haríamos con ese tiempo libre cada vez más holgado que disfrutaríamos en el futuro.
Hemos recorrido un largo trecho para encontrarnos con que nuestro tiempo libre apenas existe ocupados como estamos en generar recursos para costear toda una serie de necesidades, cada vez mayores en número, a las que no queremos ni podemos renunciar a estas alturas. Y aquella otra imagen de un mundo futuro en el que todos los deseos tendrían respuesta y no habría reductos de pobreza ha estallado en pedazos ante nuestros ojos.La melancolía, la nostalgia nos hacen rememorar otros épocas y, mientras tanto, con los ojos empañados por el desengaño se desangran nuestras energías de ilusión por la llegada de tiempos mejores. Tal vez en los patios de colegio se oigan ya hoy frases como:'si me das un poco de bocadillo, te doy un puñetazo en el estómago'. Ya sabemos que los niños, en toda su candidez, lo único que hacen es imitar a los mayores.

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