Se huelen. Se rastrean, se buscan.
Desesperan.
Voraces, desbocados, incontentos.
Husmean el aire, vaticinan su presa.
Sin opciones, la naturaleza les duele en las ingles. Sus dioses les queman las sienes.
Desenfocan la mirada para
no omitirse.
Son crueles, sanguinarios.
Aborrecen.
Odian.
Suicidan.
Saben pocas palabras: repiten, repiten.
Esperan agazapados. Callan.
Son como lagartos.
Siempre afiebrados.
Siempre dispuestos.
Narcotizados, insensibles.
Se embriagan,
sudan gotean copulan
se asfixian, se estallan
se crujen y ejecutan,
derramándose.
Acaso su cielo, realmente, los espere.Copyright by Susana Inés Nicolini. Todos los derechos reservados