Ni siquiera sé qué hago hablando sobre "Sin nombre", es tan patética que no se merece ni un párrafo, ni que yo desperdicie mi tiempo escribiendo sobre algo que no van a ver, pero considérenlo una obra benéfica, yo les advierto sobre "el horror".
A ver, ¿cómo se lo explico? si uno pone "Sin nombre" en Google, el primer resultado que te reporta es un mensaje que dice:
"Es usted estúpido, ¿cómo va a buscar algo que no tiene nombre?"
Bobadas aparte, centrémonos. "Sin nombre" es la pretenciosa película de una suerte de director californiano-japonés de nombre Cary Fukunaga, que en un arresto de humildad y curiosidad antropológica, decide hacer un drama (dígase con voz de hastío) sobre una inmigrante hondureña que intenta llegar a EEUU con su familia pero por el camino es asaltado y atracado por una "mara", con tanta suerte que "El casper", un "maroso" o pandillero se apiada de ellos y decide protegerles.
El film es un compendio de disparates y escenas comunes de otras películas sobre inmigración, sinceramente, para quien no lo sepa, el tema de la dura frontera Méjico-EEUU está tan trillado que esta película no logra aportar nada novedoso y el espectador acaba embadurnado en su propia bilis de tanto dramatismo facilón.
Desde el principio vemos una historia falsamente dura que en ningún momento llega a emocionarte porque su lenguaje narrativo es tan plano como manido, muertes por aquí, muerte por allá, una vida marcada por la mendicidad y la violencia... Y el espectador, que no es tonto, acaba dándose cuenta que está ante la más tópica de lás películas y que ha tirado 2 horas de su vida ante semejante bodrio. Por último, mi irritación llegó a tal punto que estaba deseando que "El casper", ese mataniños con buen corazón, acabe despeñado y descuartizado en cualquier cuneta, qué coñazo de personaje. Y encima el final de toda esta patética historia es tan previsible que dan ganas de arrancar la butaca y tirarsela a Cary Fukunaga.
Al menos hay una actriz que poco a poco parece ir conformando una prometedora carrera, hablo de la protagonista, Paulina Gaitan, el único diamante en este comedero de cerdos.