Magazine

Sin noticias del rey

Publicado el 25 noviembre 2011 por Jlmon
SIN NOTICIAS DEL REY

¿Dónde está el Rey?

¿Es consciente de todo lo que está ocurriendo en este país en los últimos tres años?

¿Conoce el grado de abatimiento y derrota que está empezando a consolidarse como estado emocional permanente de la sociedad española?

¿Está también indignado?

Apenas tenemos noticias de la Zarzuela y las que llegan poco o nada contribuyen a atenuar la incertidumbre y el miedo. Somos conscientes del papel y las limitaciones constitucionales que se establecen para la Corona, pero ¿dónde está el Rey?

El Rey encarna a la Jefatura del Estado aunque, en la realidad, esta afirmación no pasa de ser un simple convencionalismo después de la saca constitucional y las interpretaciones y limitaciones posteriormente impuestas. De hecho, hoy en día, no hay demasiados países en los que la Jefatura del Estado la ejerza un rey sin poder y suplantado, de hecho, por el jefe de gobierno de turno. Don Juan Carlos es un buen embajador cuando de vender aviones se trata o cuando la cuestión es representar a España en cumbres internacionales de medio pelo. Ese es el papel al que, poco a poco, se ha visto relegado con la expresa voluntad de los grandes partidos nacionales y el silencio del conjunto de los ciudadanos.

Más allá de las convicciones políticas de cada uno, todos echamos en falta una figura que realmente modere y arbitre. Pero la monarquía ha estado permanentemente ocupada en conseguir legitimarse más allá de la necesidad momentánea de continuar adelante tras la muerte del dictador. Esa obsesión ha supuesto también un suicidio político, cediendo terreno y capacidad frente al complejo mapa de inquietudes y querencias políticas de la izquierda, la derecha y los nacionalismos periféricos.

Don Juan Carlos no puede llegar tarde a esta cita. Acudió con retraso en la madrugada del 24 de febrero de aquel fatídico 1981, pero ni debe, ni puede incurrir en el mismo error ahora que su país lo necesita. Nadie pretende que sobrepase sus límites constitucionales, pero es un hecho que la Corona es una de las pocas cosas intactas en su credibilidad que quedan en este país. El Rey puede y debe hablar, denunciar, acompañar y hasta liderar una reactivación moral y emocional de una sociedad que ya, apenas cree en casi nada.

Esta y no otra es su misión y si la asume, conllevará su auténtica y definitiva legitimación.

Quien calla concede, pero también se incluye .

¿Dónde está el Rey?

Esperamos sus noticias porque las necesitamos y, además, es una deuda que tiene con todos nosotros.


Volver a la Portada de Logo Paperblog