Revista Diario

Sin sentido (1)

Publicado el 19 enero 2016 por Evamric2012

SIN SENTIDO (1)

Me muerdes el aliento en el lívido letargo de esta caricia que no escampa cuando entre tus manos, y mi ombligo, de mi piel haces arcilla. Soy tu beso colgado en la nube de tu boca...

Deshaces cual sastre que viste sólo a mujeres elegantes mis deshilachados recuerdos mientras voy paulatinamente enhebrándote la boca a punto de cruz, rezándote a besos un credo en el que tu pan es más que mi pan nuestro de cada día.

Ni demasiado joven para recordarte, ni demasiado vieja para que me dejen de importar demasiadas cosas. Con la edad justa para decirme que no te necesito, pero ojalá y sin pedírtelo lamas esas cicatrices que no veo y dices que en tu lengua supuran, que me beses hasta que la boca nos separe, hasta que aprendas a hilvanar los harapos que visto, recosas a pespuntes si bien torpes la línea que cobija tu gemelo en mis puños revoltosos que te dan abrigo y te ahogan las yemas de los dedos.

No podría llevarme de ti más que esa piel que llora arrugas en tu nostalgia, la voz que bajo el eco enaltecido de un ayer susurra un viejo y recostado blues que resbala ya en nuestra piel como cualquier vetusto y desvencijado o desdentado recuerdo.

Demasiadas tierras incógnitas descubiertas para decidirme a elegir cuál de ellas me conquistó más sin ultraje alguno: presente, pasado o futuros; bocas, piel, huellas.

Soy poca cosa, y no poseo más de lo que he visto y he vivido.

Sólo soy mi impronta, mi cicatriz o mi huella en los cuerpos que me amaron, los poemas que escribí, trémula la carne y macilento resabio de limón en la cara oculta de una luna ebria.

Permanezco en la semilla de quienes se aventuraron por mi entraña, fruto de jazmines y almendros en flor bajo el esplendor de los cerezos.

Tras los cristales, la hojalata de los grandes rascacielos que nos corta y hace sangrar con su fino filo la memoria de determinadas cosas; alcanzada esta edad justa en las que las saetas de nuestros tic tacs aúnan ataraxias en nuestros atolondrados nidos, suben y bajan por ascensores de vidrio y metal aquellas nubes disfrazadas de nefelibatas almas que un día ni tan lejano como hoy, somos tú y yo acompasando el aroma de la mandrágora y el esplendor de nuestros pasos que parpadean como rimas caducas en la umbría sobriedad de este invierno bajo todos los alfabetos que invento para ti ante la llama de este amanecer cautivo. Se difumina ya cabizbajo en poemas rotos donde envejecen las ilusiones en deshilachados versos, tu yo y mi yo perdidos. Enhebro con el hilo del querer en tus labios todos mis besos, y algún remolón te quiero. Las luces intermitentes de tus pupilas me acorralan en deseos y bajo la enredadera de las aceras mis pasos arrastran resiliencias de esa tierra incógnita en la que todos y cada uno de nuestros recíprocos versos sabían que acabaríamos creándonos un síndrome de abstinencia, sin que nuestras alas cargasen con más tristeza que la nuestra propia, sin promesas que de antemano fuesen pasados sin futuros, sin necesidad de vender la poca dignidad por la que defender aún nuestro escuálido instinto, porque tú y yo bien sabemos que nuestras alas no podrán a estas alturas volar de nuevo de cargar con más tristeza o más felicidad de las que precisan.

P.S. Últimamente me recibí unos cuantos correos de reproches... que si escribo complicado, que si no me comentan es porque no entienden, que si...

Sepan Uds, damas y caballeros, que no busco su beneplácito. Escribo porque escribo. Y porque a mí me basta. Y que el regaloneo no es lo que busco cuando me evado, y escribo aquí... donde me siento, a veces, hasta libre...


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