Te recuerdo un amanecer por el camino de la playa, con las farolas aún encendidas y la brisa fresca en la cara. Volvíamos los dos de algún submundo nocturno, de esos que están timoneados por el ruido, el ritmo…
Representaba una vez más la comedia aprendida, repleta de mentiras sin proporción, que había adoptado como credo por aquellos años. Explotaba con fruición el flanco más canalla de mi personaje, esperando más la risa que el aplauso.Aquel concierto continuo y sincopado me parecía la sustancia misma de la vida. Tiempos gloriosos, de alboroto y velocidad, en una república salvaje, exenta de moral, que yo creía inagotable. Y tú, cómplice silenciosa de aquel delirio incesante.
Fue más la erosión que la ruptura de ese orden lo que nos separó. Aunque nunca llegaste a desaparecer, concurriste, sin duda, a agigantar el otoño de nuestro vínculo.
No hace mucho te volví a descubrir, hermosa como nunca, a pesar de las heridas provocadas por el abandono. Pasé mis manos por tus curvas inconfundibles, rememorando los aromas de añejas aventuras. Me revelaste de nuevo tu lealtad, ésa que me hacía sólido e invencible.
Hoy te digo que no quiero, no puedo perderte, porque sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer.
Referenciashttp://www.vakawapa.esCOCHES Y MOTOS