Revista Talentos

Sin título

Publicado el 29 octubre 2014 por Isabel Topham
Apenas hay espacio para un impacto tan vacío como el del propio artículo, ensayo o (simplemente) un texto donde reflexiono de la nada y lo particular. Podría decir básicamente lo mismo de la vida, en la cual hay épocas vacías y tristes que te llenan el alma (e incluso) de las alegrías posteriores, y momentos llanos en donde no se altere ninguna emoción. Un título tan vacío pero, a su vez, con tantas letras implícitas. A veces nos puede doler tanto el alma, que somos capaces de llenarlo de piedras para no volver a sentir más. Beber sorbos de agua cuando tienes la sensación de ahogarte en tu propia sed. No creo que exista una respuesta que merezca la pena percibir sin haber sido estimulada anteriormente. E incluso, podríamos hablar de los signos de puntuación los cuales no son más que un obstáculo en la vida real.
No creo que lleguéis a entender este texto; es más, ni yo misma seré capaz de entenderlo en cuanto pasen varios años. Escribir a tu "yo" del futuro es escribir una carta a alguien a una lejana distancia, es escribir a otra persona aunque seas tú dentro de un tiempo. Al igual que hablar solo es pensar en voz alta, y que tire la primera piedra quien no lo haya hecho nunca. El ser humano es cambiante, estamos en continuo cambio y movimiento. No podemos dejar de hacerlo, porque está en contra de nuestra naturaleza.
Todos estamos locos, pero sólo aquel que analiza su locura se le llama filósofo.Huir de tu propio razonamiento, te lleva a afirmar tu locura. Ahí ya estás analizando tu manera de pensar aunque en un sentido imprevisto e irracional. ¿Se podría considerar esto una reflexión? Una incongruencia de palabras captando la atención del receptor, sea quien sea éste último. Incluso, la propia música que escuchamos cada día nos abduce a su filosofía. Llevamos la marca de quien nos influye para influir nosotros en el resto, un ideal del resto para el resto. Es cierto que somos un conjunto de influencias pero, influimos en quien nos influenciaron anteriormente.
Puede ser la falta de costumbre al no tener idea de qué escribir, pero ya echaba de menos tener un espacio para mis letras y mi fantasía humanística. No sentir el calor de su compañía en la mente, y evaporar cada uno de los recovecos del cerebro al conocer el frío viento que entra por mi ventana tras ocupar un espacio en el mundo.
Si deseas ser escritor, sólo escribe.

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