Revista Talentos

Sinsentido

Publicado el 28 octubre 2014 por Isabel Topham
Hay palabras que son como las canciones, y sin ritmo no son conducidas a ninguna parte. Miles de expresiones que se emplean significando lo mismo, miles de tonos que te dan a entender qué estará pensando en hacer contigo el receptor. Por ejemplo, no es lo mismo que alguien te diga con un tono agravante "eres un hijo de puta" a que te lo diga por medio de una risa y un pequeño codazo en las costillas.
Puedo no estar en lo cierto pero, me da por pensar que ahora el amor se vende por el tamaño de la polla o las tetas, y no porque de verdad se está enamorado. Al igual que, un rechazo duele tanto como se quiera a esa persona, no por el hecho de que te hayan rechazado tienes que sentir, obligatoriamente, un dolor extremo que es equiparable al tamaño de tu estómago. También, solemos asociarlo con los orgasmos.
El amor llega sin previo aviso, solo, en silencio. Cuanto más se espere, menos se encontrará. Y, por supuestísimo, queda decir que no porque se tenga pareja ya se está enamorado. Tener pareja y estar enamorado son dos expresiones totalmente distintas que, en muy pocas ocasiones (para nuestra desgracia), van unidas. Al igual que en el amor no influye, en absoluto, el físico de nadie. Cuando te enamoras, te enamoras sin razones ni motivos que dar, ni siquiera de pensar.
He escuchado mil y una vez eso de "joooder, tía. Doy pena, llevo x meses soltera." Totalmente, de acuerdo contigo. Das pena y no por el hecho de estarlo, sino por pensar de esa manera. Acabas de suponer que estando soltero no se puede ser feliz, que tu felicidad siempre debe depender de alguien y, de que, te enamoras por el hecho de tener pareja y no por sentir esa magia que caracteriza a dos enamorados.
Al igual que necesitamos tener a alguien que nos proteja, también debemos de saber disfrutar de nuestra soledad pues, es la única que nos acompañará siempre. Por muy emparejados que estemos, o enamorados. Estar con ella, es conocernos internamente, darnos una oportunidad, querernos.
Tres cuartos de lo mismo con el odio. Al fin y al cabo, es amar a la inversa y quien nunca haya odiado es porque nunca se ha enamorado. Un ejemplo clave es la guerra, en donde nadie vence, unos mueren y otros pierden la vida (que no es lo mismo). Si tú me odias y yo muero, ¿qué sentido le da mi muerte a tu vida si hasta ahora te has preocupado de putearme, y se te acaba de cerrar el grifo?
Sentir odio es amar sólo que las mariposas en vez de salir en el estómago salen en el desprecio al mirar. Odiar como quien ama, no hay vencedores sino vencidos. Mientras que no sea recíproco, a todos nos duele.

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