Síntesis de la calidad televisiva argentina

"La mejor televisión del mundo", dicen sus protagonistas. Los que a diario llenan nuestros vacíos tiempos. Los Tinelli, Legrand, Gimenez, Rial (?), Weich y los otros menos conocidos conductores de realitys o talk shows. Impresentable. Se esconden bajo la bandera de "entrenemos a la gente que llega cansada del trajín del trabajo y que están hartos de noticias trágicas" y no hacen nada por aportar a la renovación cultural argentina.
Todavía tenemos entre nosotros el modelo de TV menemista. El circo sigue siendo el arma principal de estos programas. Tetas y culos a montones. Ninguna idea. Millones de litros de lágrimas. Nada de talento. Un zoológico social: chicos, gente discapacitada, enanos, travestis, homosexuales, heterosexuales, bisexuales; hasta se hizo un test de embarazo en vivo. Cero proyectos.
Hace un tiempo, un travesti (tengo mis dudas del estado mental de esa persona) nos deleita paseandose por cualquier programa para conseguir fama. La fama lo/a encontró y así comenzó su trayectoria como famoso (?) Decenas de programas, rotation por discos, fotos, autografos todo/a una diva. Hoy quedó relegado/a por otro "hijo putativo de la TV": un tal Ricardo Fort. Dicen los libros que es heredero de una reconocida y muy exitosa fabrica de chocolates y que su fortuna se estima en muchos millones.

Su fortuna no le alcanza. Necesita de público que lo ame, de gente que mire su programa para sentirse feliz. Por eso, además, se paseó por toda la programación de América TV (¿tendrá algún negocio con Vila o De Narváez?). Fantino (lo que quedó de aquel buen periodista deportivo) le sube el autoestima: "la gente te adora. ¿cuánto gastas en una noche en un boliche? 10 mil pesos es la respuesta. Todos se asombran y idolatran a este ser divino.
Ayer, el hombre más popular de las últimas dos semanas, llego al cielo: estar con Tinelli. "sos grande Ricardo" aseguraba Marcelo cada 5 minutos mientras Fort bailaba semi desnudo al son de un reguetón.
La trayectoria de Fort en la TV local es una muestra más de nuestra calidad televisiva. Algunos dicen que tenemos la tele que nos merecemos. Otros, en cambio, dicen que la televisión muestra lo que muestra porque a la gente le gusta ver eso. Es muy difícil realizar estudios de audiencia. Se necesitaría una muestra de millones de personas. Una locura. Una conclusión apresurada determinará que la televisión que tenemos es así por una mezcla de causas, dos de ellas explicitadas anteriormente, las otras surgen de un análisis sociológico mucho más extenso.