Revista Literatura

Sobre haikus

Publicado el 18 octubre 2013 por Alsegar
Desde que el pasado mes de mayo mi admirada poetisa Carme Raichs i Padullés publicase en su perfil de Facebook unos pocos poemas a los que daba el nombre de Haikus, me interesé por esta variedad de poesía que desconocía por completo y comencé a indagar.El Haiku es un estilo poético milenario, tradicional de Japón y generalmente vinculado a aquellas sensaciones que la naturaleza despierta en el poeta, convirtiendo los versos en un auténtico canto a la vida. O sea, una técnica de escritura muy relacionada con la tradición espiritual japonesa.Compré un libro de la editorial Satori titulado <<Por sendas de montaña>> escrito por el que está considerado como el maestro del haiku: Matsuo Basho (1644-1694)Realmente es un estilo fascinante que debe seguir unas reglas concretas. Si bien carece de rima se deben respetar un par de normas: Deben estar compuestas por tres versos, de cinco siete y cinco sílabas respectivamente; en total 17. Con esta métrica el haijin (nombre del poeta que escribe haikus) debe mostrar con sencillez y sin adornos las emociones que le producen la observación de la naturaleza. Excepcionalmente pueden superarse las 17 sílabas pero solo en una o dos, y otras veces si en un verso se superan las 5 o 7 sílabas en otro se restan y quedan igualmente 17. Indagando, descubrí una remota web de internet en la que hablaba de una antiguo deportista nipón, que años atrás había sido componente del equipo nacional de natación de Japón. Ahora, ya retirado, convertido en haijin dedica parte de su tiempo a escribir haikus. Me costó mucho contactar con él por su carácter místico y cerrado. Se trata de un hombre muy espiritual dedicado a la contemplación y que sobrevive vendiendo objetos de la cultura tradicional de su país que él mismo fabrica en su humilde vivienda, que me llevó meses descubrir, y sorprendentemente está muy cercana a la mía. Sí, pensaba que debería desplazarme a Japón para conversar con él, ya que ni dispone de teléfono, ni de ningún tipo de web o perfil en redes sociales y resulta que puedo ir a su casa a pie. Esta proximidad me facilitó que a base de insistir con mis visitas continuadas accediese a recibirme. Tan solo me pidió una cosa: no desvelar su identidad, ni residencia. Quedé fascinado ante su presencia; no es ni joven ni viejo, no me reveló su edad, pero es de esas personas de las que difícilmente puedes calcular sus años pero que desprenden sabiduría por todos los poros de su cuerpo y en su presencia sientes una increíble paz interior.El día que más entusiasmado salí de su casa fue hace escasamente dos días. ¿Por qué? De regreso a casa me acompañaban cuatro de sus poemas. Cuatro escuetas odas a la vida "occidentalizadas", como él mismo las describe, para que sean más comprensibles para nuestra cultura al estar escritas excluyendo la extrema espiritualidad de los haikus orientales, aunque sin carecer de ella. Me dijo que centraba sus poemas en dos grupos: uno sobre la observación de la naturaleza y otro sobre los sentimientos y emociones de los seres humanos. Me cedió dos de cada modalidad.Para no liarme más con explicaciones paso a transcribir los cuatro poemas cedidos por el maestro Shinonado Maogo, añadiendo unas breves explicaciones sobre cada uno de ellos, de las que tomé nota: Hoy proclamansombríos nubarronesmi hondo pesar.  Aquí se centra en la grandiosidad de un cielo nublado para incrementar la magnitud de la pena que alguien puede sentir ante algo que le atormenta. Quieres ser sol,ansías dar luz,y tu vida es oscura.  Este haiku está bastante claro ya que viene a significar lo absurdo de las apariencias de quien en realidad es un necio.  Vuela ajena,radiante mariposa, a tu fugaz vida.  Aquí el poeta miraba como las mariposas revoloteaban en un prado. Un poema de observación de la naturaleza al más puro estilo tradicional del haiku, donde el haijin medita sobre lo felices que revolotean entre las flores desconociendo que su ciclo vital es de aproximadamente 20 días.  Noche vacía,refugio del almaque busca soledad.  El poeta observa una noche "vacía" o sin estrellas y se aplica el poema a sí mismo ya que ha decidido llevar una vida de asceta retirándose de la que considera perniciosa vida consumista.  Y hasta aquí esta muestra de Haikus del maestro Maogo. Seguiré en contacto con él hasta que decida que ha llegado el momento de que finalicen nuestros encuentros. Hasta entonces continuaré disfrutando de este arte milenario de los haikus.  

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