Cuando alguien está alejado del mundo educativo o no lo conoce por dentro, es fácil caer en incongruencias, descalificaciones, ideas preconcebidas y hasta manipulaciones varias. Me explicaré. Permitidme, amigos, que hoy me centre en mi entorno y en un conflicto muy cercano...
Belén es una persona íntegra y sensata, totalmente volcada en su vocación como educadora y profesora. Yo dejaría a Niña Pequeña, con los ojos cerrados, en sus manos, y estoy convencida de que, además, aprendería, no sólo de su asignatura, sino cómo ser mejor persona, creíble, certera y eficaz. Belén trabaja activamente, de forma ordenada, minuciosa, al detalle, despacio -pero sin pausa-, congruente con sus prioridades y hasta apoyando -me consta muy directamente- proyectos que no siempre son de su total agrado.
Belén es la directora de mi colegio. Y Belén es casi la personificación de la coherencia. Belén es una luchadora y la capitana de un barco que no le viene grande, sino, muy al contrario, como guante, bota y vestido. Y desde el puente de una nave que no es suya, sino de todos -profesores, alumnos, familias, personal no docente y colaboradores varios-, dirige, coordina, afina, apuntala, idea, programa, se silencia y espera.
Hoy escribo muy directamente a todos los que conocéis a Belén. Y a mi colegio. Y a nuestro proyecto. Escribo y le dedico mi entrada con mi total apoyo tras lo sucedido estos días, y sé que somos muchos los que estamos detrás de ella, plenamente a su favor, asombrados ante las descalificaciones, mentiras y manipulaciones recibidas. Si pincháis aquí podréis ver a lo que me refiero.
Hablaba ayer de la coherencia. Y la coherencia pasa por defender el proyecto educativo que se elige para nuestros hijos, asumir lo que se firma, aceptar -aunque no se esté de acuerdo- las leyes educativas vigentes, darse cuenta de que los profesores quieren lo mejor para nuestros retoños -sí, incluso cuando les mandan deberes, les piden estudiar o les sancionan. Y la coherencia pasa, incluso, por asumir las consecuencias de los criterios de evaluación y titulación impuestos por la Ley, escritos por el colegio elegido, aprobados por la Inspección educativa.
Yo es que no sé si pensar que lo que se busca -con todo lo que ha pasado- es el aprobado fácil sin asumir las consecuencias... O tal vez es que, una vez visto el toro por los cuernos, hay que salir por donde se pueda... Y, oiga -sí, tú-, si alguien no está de acuerdo con algo de la ley educativa, ¿qué tal pelear mejor en las urnas? Igual hasta se consigue algo...