Sobre la economía colaborativa

Últimamente estoy un poco enfadada con la economía colaborativa, porque a veces es un poco timo que nos parece fantástico porque suele salir bien. Cuando sale mal da mucha pereza luchar contra los elementos, y es un rollo porque te tienes que pelear cuando ya has pagado. Y las perras son las perras.

Yo creo que Uber tiene un micrófono en mi móvil, y cuando estoy cansada, llueve, y tengo ganas de sofá, me sube el precio de los viajes porque le da la gana. Igual es eso de la oferta y la demanda de lo que tanto hablan, el otro día nos pedía 35 pavos por un trayecto que normalmente cuesta 15, y no tragamos porque es mucha pasta. Cogimos el metro y nos mojamos un poco.

Los de Airbnb te pueden cancelar la reserva que tienes cuando les dé la gana sin darte explicaciones. Eso sí, te dicen que es por tu bien porque ellos saben si te conviene o no ese apartamento que has alquilado, tú haces como que te lo crees y les das las gracias y todo por ser tan majos.

Eliges entonces entre que te devuelvan el dinero o pillar otro sitio; que te avisen justo 24 horas antes del viaje parece que les mola, porque así te pones de los nervios y reservas otro sitio más caro y peor porque no hay dónde elegir. Hemos acabado en Nueva York en casa de un chino que me cae mal porque su baño no está tan limpio como dice todo el mundo en las evaluaciones.

Y Groupon es como la banca, que siempre gana. No devuelve el dinero cuando la persona que te tiene que dar el servicio te da plantón y te chilla, pero tampoco se lo dan a la otra parte, se lo quedan ellos. Te dicen que lo arregles y que te apañes que para algo eres mayor, y que lo arregles rápido que el cupón caduca.

Tú quedas con, pongamos el caso, una peluquera para cortarte el pelo el jueves porque te vas de viaje el viernes. Cuando vas la peluquería está cerrada, nadie te ha avisado, la peluquera se enfada contigo porque te has enfadado con ella por no avisarte, te chilla un poco por teléfono y te dice que está con anginas y que las anginas son muy contagiosas. Tú piensas que te han timado 37 dólares y San Google te dice que o usas el Groupon otro día o te aguantas.

No te aguantas, sino que te vas a otro sitio donde un chino (otro) que no habla inglés te lava y te corta (no te seca) por 21,50 dólares, propina incluida.

Aunque ahora que lo pienso igual Airbnb y Groupon me están queriendo decir que los chinos son el futuro y realmente es una señal que no sé interpretar. Estoy confusa.