Sobre lo de tener dos apellidos

Esto es un no parar. Mi Jorge dice que yo me empeño mucho y que por eso me pasa lo que me pasa, y yo creo que a veces es todo tan retorcido que no soy capaz de ponerme a su nivel, y entonces soy yo la que entra en bucle. Y mi Jorge para según qué cosas siempre tiene razón.
Como nos vamos de vacaciones a la otra realidad paralela queremos que nos envíen el correo a un apartado postal que hemos alquilado porque somos inmigrantes nivel pro y pensamos en todo.  Alquilas un buzón, te rediriges el correo de tu casa al buzón, lo importante va para el apartado postal y la publicidad se queda en casa. Esto puede parecer una tontería pero nos llegan una media de veinte cartas al mes de publicidad de bancos en las que nos dicen que hemos sido seleccionados para una tarjeta de crédito guay que nos va a hacer muy felices, y entonces nos saturamos. Al principio las abríamos emocionados, ahora las rompemos y las tiramos a la basura sin abrir. Hemos pasado al nivel inmigrantes muy pro.
Y claro, qué movida. Porque entre tanta publicidad igual llega algo importante, y eso no mola porque ya nos asustamos el otro verano con una multa de tráfico pasada de fecha que decía algo así como que si usted no paga ya mismo va a ir al infierno y le vamos a mandar al séptimo de caballería y todo. Qué susto nos dimos.
Alquilo el buzón y todo casi bien. La de correos dice que si mi Jorge va a recibir allí correo tiene que ir en persona, yo le digo que para qué y ella me dice que porque sí. Y ya. Se presenta mi Jorge que pasaba por allí y listo, para qué vamos a discutir.
Después rellenamos los formularios para mandar el correo de un sitio a otro y ahí llega el cortocircuito del día. Usted tiene dos apellidos, así que tiene que rellenar dos formularios. Vamos a ver, yo soy una persona con dos apellidos, no dos personas con un apellido. Ya, pero no. Si tiene dos apellidos son dos formularios, uno para Ana Equis y otro para Ana Zeta. Ya, pero es que yo me llamo Ana Equis o Ana Equis Zeta, pero no Ana Zeta.
Pues usted misma, como le manden algo a nombre de Ana Zeta no le va a llegar. Es que yo no me llamo Ana Zeta, coño, como mucho me llamo Ana Equis Zeta. Que a veces me hacen poner los dos apellidos y a veces solo el primero, pero nunca solo el último, y esto es un lío. Que al principio llegaban algunas cosas solo con el último apellido pero ya no, que hemos explicado muchas veces esto que le digo y todos los que nos mandan cartas ya se lo saben. Mi Jorge al lado descojonado.
Señora, borre la Zeta y arreglado. Que ya nos encomendaremos nosotros a la Virgen de Guadalupe para que no se pierda nada importante, que lo de que te manden al séptimo de caballería nada más volver de vacaciones no mola. Es un estrés.