Es como si te metieras en un Bankia un par de horas a trabajar con tu ordenador, mientras te tomas un café y un bollito en el Granier que está dentro de ese Bankia. Nos hemos tomado el café porque eran las cinco y toca, pero yo creo que podríamos haber estado dos horas allí sin tomar nada y nos habrían dejado igual.
Los empleados del banco no se han acercado a nosotros para absolutamente nada. Yo creo que están allí por si no sabes sacar dinero del cajero, porque no le encuentro otra explicación. No sé yo si hay mucha gente que a la que se toma un café se pide un crédito, o mientras se come un pedazo de magdalena de 365 calorías se abre una cuenta de ahorro. Aunque aquí nunca se sabe.
Luego hemos vuelto a casa y nos hemos puesto un rato contentos porque ya teníamos calefacción. Luego se nos ha pasado porque algún lumbreras ha decidido pintar mucho las válvulas de los radiadores y no se pueden purgar: ahora tengo que montarle un pollo preventivo por email a la que lleva la oficina de alquiler para que mañana por la noche no nos congelemos. Ya se me cae el moco un poco y no mola.
Lo que decimos siempre, que aquí hay cosas muy raras con los dineros y con las cabezas pensantes: el dinero es muy fácil gastarlo y no te enseñan mucho a pensar. Este es un país en el que a los cuadernos de rayas de toda la vida los llaman "college ruled" (cuadernos de rayas para la universidad), y se diferencian de los "wide ruled" (de rayas anchas) porque en los de la universidad las rayas están más juntas y te caben más cosas.
Yo en la universidad siempre he escrito en folios blancos.