La celebración del 12 de octubre es lo que tiene, que hay jamón y cerveza. Nosotros fuimos porque nos invitaron, que aunque seamos profesores también somos españoles y eso es de agradecer. También fuimos un poco por ver el casoplón, que es muy casoplón, y por echarnos unas risas. Mi Jorge, que para esto es muy suyo, dijo que este año se compraba una chaqueta para no desentonar demasiado. Primero discutimos un poco porque no estamos para comprar ropa buena que no nos vamos a poner, que en junio hay que llevársela a España y es una movida. Luego me convenció y nos pillamos dos chaquetas finas en una tienda de ropa de segunda mano: veintiocho dólares nos costaron las dos, tinte incluido.
Mi madre dio el visto bueno y a mí me gustó que el embajador diera la mano igual a un profesor que a un militar de rango, para qué nos vamos a engañar.
Luego el del Uber pues fue un poco horrible, repitió las palabras Cristiano Ronaldo unas doce veces. Para ser exactos dijo "Cristiano Ronaldo jijijijijij" unas doce veces, y luego nos preguntó que si teníamos hijos, que por qué no teníamos hijos y nos dijo que el amor es muy bonito. Yo no hacía más que decirle a mi Jorge por lo bajinis que no le diera carrete, pero mi Jorge es muy educado y no había manera. Se me hizo largo y eché un poco de menos escuchar la COPE o Cadena Dial en un taxi, me estaré haciendo mayor.
Porque aquí hay que saber cuándo dar carrete, hay como unas reglas no escritas. Si te sale mal te comes unos rollos que flipas, si te sale bien puedes conocer a un ingeniero negro de la NASA, que empezó a trabajar cuando no había ingenieros negros en la NASA. Igual es parte del encanto de todo esto...