Ana llegaba a la conclusión (acertada vista la situación actual de nuestra sociedad) que si bien como individuos los seres humanos podemos llegar a ser muy inteligentes, como civilización no superamos el cinco raspado, siendo generosa y en un día sin ver las noticias.
Su reflexión venía al enlazar el viernes de Pat sobre la pobreza energética con una lectura sobre Tesla y su frustrado invento sobre la transmisión inalámbrica de energía, que parece ser nadie retoma o a nadie interesa que se retome.
Parece que menos un pequeño grupo de ecologistas y científicos pesimistas, agoreros y chillones al resto de la humanidad solo nos preocupa llegar a fin de mes, que no nos suban la gasolina para poder seguir cogiendo el coche para ir a trabajar y que llegue la extra de navidad para seguir consumiendo como si se acabara el mundo. Y si, parece que el mundo se va a acabar.
Ayer mismo nos decían que consumimos los recursos de una tierra y media y que en el año 2050 necesitaremos dos tierras y media para abastecer a la población mundial. Parece que somos muy malos en matemáticas porque deberíamos estar acojonados, si dentro de 34 años necesitaremos dos tierras y media para subsistir y solo tenemos una, tenemos un déficit más que importante de futuros recursos. Y ya no es que les dejemos una mierda de planeta a nuestros hijos o nietos, es que la mayoría estaremos vivos para verlo, sufrirlo y lamentarlo.
Lamentablemente los intereses económicos parecen mandar, y se siguen poniendo trabas a utilizar recursos naturales y renovables para producir energía (léase ministro Soria), los accionistas (ese ente tan abstracto que está formado en gran parte por personas normales y corrientes) sólo quieren rentabilidad para sus inversiones sin plantearse ningún problema moral sobre el costo de los beneficios, y por supuesto las grandes corporaciones (sus directivos) están para eso, para ganar dinero, no para pensar como dejar un planeta mejor que el que encontraron, para eso ya están los ecologistas.
Siendo como somos animales sociales, y a veces hasta racionales, no contemplo un mundo individualista en cuanto que nos necesitamos unos a otros para sobrevivir, por lo que estoy totalmente en contra de esa postura neoliberal que algunos economistas y muchos políticos defienden en la que prácticamente el Estado no interviene en la economía y el comercio se deja totalmente en manos del sector privado. Creo que el Estado debe velar por el bienestar de todos los ciudadanos, tengan más o menos recursos: educación, sanidad, infraestructuras, cualquier ámbito público que mantenga una calidad de vida mínima. Algunos lo tacharán de paternalista o intervencionista, yo prefiero llamarlo solidario.
Para conseguir eso el Gobierno de turno debe legislar sin miedo en políticas medioambientales, sociales y económicas; mirando siempre a largo plazo sin arruinarse por el camino. Exigiendo a las empresas que respeten las normativas para no contaminar o multándolas fuertemente en caso de no hacer caso (cualquier cosa que les sea mas gravosa que saltarse la ley), reformando las leyes laborales para evitar el empleo basura, los sueldos precarios, la explotación laboral (bueno, con que retrocediéramos unos años en legislación laboral bastaría), promoviendo el uso de energías renovables, que aunque se enfaden las eléctricas aquí lo que nos sobra es sol, asegurándose de que todos (parados, trabajadores, pensionistas) obtienen rentas suficientes para mantener una mínima calidad de vida, y ya de paso tener dinero para comprar cosas, y que aumente la producción, y se necesiten más trabajadores….
Lamentablemente esa gestión de lo público depende mucho de la ideología del partido gobernante de cada momento, por lo que aunque sigamos en un momento de crisis económica donde mucha gente sigue pasando frío en invierno, no pueden cobrar ningún tipo de subsidio ni ayuda, y la creación de empleo va a paso de tortuga por culpa de la política de austeridad del gobierno anterior, el partido más votado (que no el más querido) sigue siendo el que ha despilfarrado, robado, privatizado y malgastado. Así que un poco tontos si parecemos.
Eso si, no tanto como Estados Unidos.