¡Acabo de enterarme! Todos los días recorriendo con mi bici la ciudad, de casa al trabajo, y del trabajo a mil recados antes de regresar, de nuevo, a casa. Y me he enterado hace unos días de que ¡existe esta carrera! ¿Cómo es posible?
Una competición ciclista vintage, donde lo de menos es ganar ni la categoría en la que competir (tienen diferentes recorridos en función de la forma o la voluntad de los competidores) que, desde hace 15 años, cuando todavía muchos ni nos imaginábamos que nos iba a dar por este gusto por lo clásico, atraviesa la Toscana, partiendo de un pueblecito llamado Gailote; y con cuya existencia ha conseguido, además, preservar la de los caminos sin asfaltar que todavía vertebran la Toscana, convirtiéndolos en patrimonio inmaterial de la zona.
¡Menudo descubrimiento! Yo no me la pienso volver a perder. Y como no creo que me dejen competir con mi pequeño vehículo (que poco a poco voy tuneando, para convertirlo en la extensión de mis propias piernas y de mi propio espíritu), por no cumplir todavía el requisito de vejez y clasicismo requerido, por mucho filtro fotográfico que le eche...
Tendré que hacerme con una clásica, y para ello, por supuesto, visitar los trasteros de amigos y familiares, a ver con qué me encuentro. Todo, por participar en esta apasionante carrera de bicis locas. ¿Cuento contigo?