Se apagó la luz y se desparramó tu ausencia, volátil,
con el viento del ventilador,
sobre la noche, mi cama y mis pensamientos.
Como un agua muerta,
como un silencio que inunda de oscuridad extrema
y es como si se me encogiera el corazón, y doliera;
como un calambre en el alma,
el dolor latente de una puñalada en el cuello,
la perforación de mi garganta que me oprime el pecho.
Una sola palabra,
un mínimo sonido que saliera de mí,
me haría llorar.