Revista Literatura

Sobre una tristeza

Publicado el 27 marzo 2012 por Arweneressea @spica_89
Buscando entre mis viejos escritos encontré uno que me hizo sonreír apesar de lo triste que es. Es del 2007, días en los que no medía la fuerza ni el drama de mis palabras. Con riesgo de sonar creída, me puso de muy buen genio ver que ya entonces escribía tan bien, sólo corregí un par de faltas y aplasté ese botón naranja.Así pues, disfrutad de mi viaje en el tiempo ...hace tres largos años.Sobre una tristezaDespierta.
Mira el lúgubre mundo en el que has caído: los colores han perdido su brillo, la música ha perdido su magia y el aire ya no tiene sabor a novedad. ¿Daría igual si todo fuera a blanco y negro, mudo y sin fragancia ni textura?
Sí, pues todos aquellos detalles que maravillan a la mente se han convertido en un mero escenario vacío de una obra incompleta donde se ha quedado sin palabras un actor sin papel.
Es relleno, nada más.
Pero en fin, en realidad no importa la frialdad del exterior cuando el frío que viene del interior es más intenso.
Es un dolor que quema, que derrama estas palabras sobre el papel sin que nada las detenga. Nació de un deseo del corazón; sí, sólo un deseo puede causar tanta desolación a pesar de que un capricho sea más persistente...
¡Piensa en otra cosa!
No se puede.
Lo siento porque pienso, ahí es cuando se vuelve insoportable y abrumador.
Pero no hay como distraerse en un lugar tan gris, y gris es porque no puedo dejar de sentir. Y si callan mis pensamientos, solamente se amortigua un poco la sensación de deshacerse con el viento, de caer en un interminable abismo, de vivir sin tener vida, de morir sin querer hacerlo... ¡Ridículo sentimiento que muerde el corazón y domestica la mente, ¿por qué has venido?!
¿Ridículo? Sí, nadie debe tener dueño y menos aún el corazón. Que si lo tiene todo lo que ama queda opacado por quien lo domina; por profunda admiración y devoción, por una alegría condicionada...
¿Y qué alegría no es condicionada?
Pero esta es más terrible que ninguna otra condición, más sometida al tiempo... más frágil... como un susurro que se apaga...
Mejor suspira y deja que se vaya esa ilusión.
¡Oh, esperanza traicionera!
No me dejas morir y no puedo vivir así. No sé si te adoro o te odio, pues sin ti el mundo sería gris y podría morir en paz; pero cuando estás el mundo brilla más que antes y me entran ganas de reír... vivir... es lo mismo.
Maldita raza perfeccionista, ¿por qué tuve que ser una de ustedes? ¿...y sobretodo, una tan cobarde?
Hay tanto que perder que preferiría extraviar el deseo, y debería funcionar si no fuera porque la esperanza me insiste que lo conserve y espere.
Ya no sé si soy realista u optimista al escucharla. O si soy pesimista por dudar tanto.
¿Por qué la sensatez viene a mí cuando la situación misma es insensata?

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