Hoy antes de nada os aviso que vengo seria: no voy a escribir sobre LOST ni sobre Daniel Diges. Tampoco haré chistes facilones ni trataré de sacaros una sonrisa, sino que usaré mi blog a modo de desahogo personal...
El amor está sobrevalorado. Así, como suena. No hablo en doble sentido ni quiero hacer metáforas pastelosas: no creo que todo el mundo sea capaz de amar ni tampoco creo que tenga tanta importancia.
En Facebook hay un grupo bastante curioso que dice algo así como que "culpo a Disney por mis altas expectativas con los hombres". Yo no sé a quién culpar en concreto, pero se nos crean grandes (y demasiadas) expectativas con el amor desde pequeñitos. Que mueve montañas y derriba muros; que te lleva al cielo; que es desmayarse, atreverse, estar furioso; que es la fuerza que te eleva, que te empuja y que te lleva; que es pura química entre dos personas; que nos hace ser mejores personas y la vida más hermosa.
Yo me he pasado toda la vida buscando el amor. Os aseguro que he sido una romanticona de cuidado, de esas que lloraban en las pelis de Julia Roberts y se emocionaban cuando ven una pareja de tortolitos por la calle. Supongo que por culpa de mi inmadurez y mi inocencia me llenaba la cabeza de pajaritos mientras me iba ilusionando con los chicos que me querían, que me mimaban, que me demostraban afecto verdadero. Y me ilusionaba, claro, pero me duele reconocer que esa ilusión no era por lo feliz que me hacían, sino porque creía que por fin había encontrado lo que buscaba.
Pero no. Hoy por hoy y tras bastantes (suficientes) desengaños me he dado cuenta de que hay personas, entre las que me incluyo, que no son capaces de amar a nadie de verdad. Que la ilusión, cuando pasa, da lugar al desengaño y al hastío. Al vacío y a la incertidumbre por no saber qué sucede, por qué no sentimos, por qué ya no hay nada.
Seguro que no os hablo de nada nuevo. Quien asegure que jamás ha dejado de sentir algo por alguien, (o que simplemente nunca sintió) miente. Lo que pasa es que como parece que hay que querer, por narices, pues muchas personas aguantan y aguantan porque están con alguien maravilloso que se merece que le quieran.
Pero yo no quiero, y me niego a mantener a mi lado a nadie que no sea correspondido. No me da la real gana.
La razón no la tengo muy clara, puesto que es difícil conocerse tanto tanto tanto y además yo todavía estoy encontrándome a mí misma (tengo casi 29 años y espero que me queden muchos más para charlar conmigo), pero quizá sea cierto eso de que me quiero tanto y estoy tan a gusto sola, que no cabe nadie más en mi vida. Quizá.
Lo único que tengo claro es que cuanto antes asuma que nunca sentiré cosquillas en el estómago, mejor. Menos daño haré a la gente que me aprecia, y menos me desilusionaré yo.
Sé que lo hacéis con buena intención, los que me apreciáis, diciéndome que no sea tonta... que lo que me pasa es que todavía no he encontrado a mi pareja ideal. He conocido a chicos maravillosos: por suerte siempre he sido muy, muy querida. Si ellos no son los ideales para mí, francamente no sé quiénes lo serán.
No existe mi pareja ideal. Soy yo misma.
Y como no escribo esto con pena, (aunque muchos no me crean y me tachen de victimista) voy a empezar a disfrutar más de las cosas que sí puedo sentir: cariño, complicidad, amistad verdadera, dolor de mofletes de tanto reírme, agradecimiento, confianza. Hay muchas otras sensaciones buenrollistas y enriquecedoras que los demás pueden aportar a tu vida, no sólo el amor ese trascendental y famoso, y yo voy a dedicarme a disfrutar de la gente que me rodea y me aprecia todo lo que pueda. No pasa nada si no me enamoro, en serio. Me encanta disfrutar de mi intimidad, de mis momentos a solas con un café calentito y el pc, de no tener que dar explicaciones que no quiero dar, de no ceder cuando algo me gusta, de ser yo y nadie más la que decida por mí y me eche broncas, de mimarme comprándome mis bombones favoritos cuando quiero tener un detalle, de regalarme un beso cuando me miro al espejo por las mañanas, de ir al cine con mis amigos y dejarme querer por ellos.
Espero que nadie se moleste con esta entrada; es sólo mi forma de pensar y creedme si os digo que no pretendo nada más que soltar todo lo que me he estado callando últimamente. Si te diste por aludido sólo puedo decirte que lo siento y que gracias por quererme tanto. Ojalá algún día encuentres a alguien que sí te pueda corresponder.
Y a los demás, a esos que estáis enamorad@s y que os levantáis por la mañana con un sonrisón enorme porque os dieron muchos besicos la noche anterior... disfrutadlo. Que a fin de cuentas es lo que importa: pasarlo bien y aprovechar la vida al máximo sea de la forma que sea, que los que no somos religiosos sólo tenemos una y hay que sacarle hasta la última gota al biofrutas.