Socialdemocracia de estado

Este texto es una respuesta al artículo de Cayo Lara “Sentido de Estado” publicado en Público el día 2 de Enero de 2010.

El nuevo enterrador  federal (1) de Izquierda Unida vuelve a mostrarnos su cara más radical. Radical en cuanto que es capaz de pedirle al rey que sea más duro en su discurso de navidad y que promueva una reforma que -actuando contra sus propios intereses- haga llegar la república al estado español. Todos sabemos que no será el rey, en el caso de la vuelta a un sistema republicano, el que lo traiga. Sería tan absurdo como que el capitalismo industrial y financiero declarase el comunismo libertario (concepto que, por otro lado, reitera absurdamente su significado sobre una misma cosa).

También crítica la carencia de “Sentido de Estado” del PP y del PSOE. Después recita un montón de malísimas acciones que los gobiernos de estos partidos están llevando a cabo contra los intereses de los trabajadores de este país: la rebaja de presupuesto a Hacienda en contra de la lucha contra el fraude fiscal, la reducción de impuestos y la socialización de las perdidas bancarias. En otra parte habla de lo malos que son los banqueros -a los que todos por supuesto odiamos- que han ganado más ahora con lo crisis que antes y que han dejado a los de abajo bien jodidos. Obvio.

Todo esto en un artículo que va dirigido al rey al que se le pide, desde que solucione todo esto a que ayude a normalizar la situación del pueblo saharaui -este que vuelve a existir tras la última avalancha medíatica-, la retirada de las tropas de Afganistán y hasta: ¡la proclamación de la tercera república! ¡cojones con el rey!

¿Qué propone Cayo? Esa es la pregunta que uno se hace tras leer este texto. Si el conocimiento de los problemas de la sociedad fuese un antídoto inmediato contra ellos ya estaríamos viviendo en un perfecto sistema socialista mundial, con una riqueza material abundante y con una ciudadanía -adquiriendo esta palabra nueva fuerza- de plenos derechos. Pero no es así: hace falta una estrategia.

Estrategia que no surgirá de la clarividencia de Cayo ni de ningún otro. Surgirá del conjunto de IU si recupera las formas democráticas más elementales como el derecho a participación de los miembros de la organización en el gobierno de la misma, mediante cauces abiertos y más directos que los actuales. Cosa que parece no vaya hacerse nunca. Tendremos que buscar una estrategia fuera.

Tanto el Partido Socialista como el Partido Popular han sido beneficiarios de las alianzas de gobierno con Izquierda Unida, los que luego han llevado a cabo políticas de privatización y liberalización -bonita palabra para algo tan ruín- de servicios. La prohibición de los pactos con estas fuerzas políticas podría ser una buena manera de iniciar esa recuperación del “Sentido de Estado” que le gustaría tanto. Y quizás de tiempo a muchos aparatistas -al dedicar menos del mismo a chupar del bote de las arcas públicas- de estudiar la función del estado en la sociedad.

Ese “Sentido de Estado” -del que Cayo Lara presume indirectamente en este texto- entra en fragante contradicción con lo que piensan de ello muchos de sus padres ideológicos, que solo lo usarían para acabar con su misma existencia. Un estado que en el actual contexto -y dirigentes- es una arma de clase contra los trabajadores y los oprimidos. Mal día ha elegido para hablar de esto, día en el que el mismo diario que publica su artículo trae como suplemento el libro “EL ESTADO Y LA REVOLUCIÓN” de Lenin. Su ignorancia, ya que lo habrá comprado para leer su propio artículo, tendrá remedio ahora con este libro.

O quizás no es ignorancia, sino maldad, y Lara se haya convertido en un vulgar socialdemócrata. Un socialdemócrata de estado.

(1): El hecho de que haya llegado a coordinador general de Izquierda Unida antes de que el proceso de refundación haya terminado nos confirma el grupo de presión del que proviene. La imposibilidad de participación en IU (recorte de censos y otras zancadillas hechas contra cargos ya elegidos de IU para que no puedan llevar sus propuestas a la organización) por parte de todos sus miembros durante su estancia en el cargo nos enseña, mejor que cualquier otra cosa, que solo continúa la estela de Gaspar Llamazares. Eso nos permite calificarle de enterrador.