“Solo sé que no sé nada y, al saber que no sé nada, algo sé; porque sé que no sé nada”. Eso dijo el gran filósofo Sócrates, sí, ese que tenía un 38 de pie… no, que lo estoy confundiendo con el Sócrates de aquella espectacular selección brasileña de fútbol, sí, ese que tiraba los penaltis de tacón. El Sócrates del que hablo era el que no quería escribir, por lo que las cosas que han quedado de él, las conocemos porque su discípulo Platón (no es el banderillero peruano), las escribió… ¿y no sería que el homónimo del banderillero no transcribió correctamente lo que decía su maestro? Esto es como la Biblia, donde unas gentes van detrás de un señor y, más tarde, escriben lo que dijo, lo que pensaba, sus aconteceres, etc. Dudo de la exactitud de los hechos de Jesucristo, así como también dudo de que lo que decía Sócrates era exactamente lo que dijo Platón, que como buen humano, seguro que tergiversó muchas cosas, adornándolas a su conveniencia porque ¿quién tiene semejante memorión para no errar ni una coma?
Después de la inconmensurable pendejada de primer párrafo con que les he obsequiado, a los pocos que
hayan aguantado hasta aquí les reconfortaré diciendo que no me andaré por las ramas. Llegados a este punto de inminente inicio de la temporada de F1, 6 días para que empiece, tengo que decir que no tengo ni idea de donde está cada piloto, cada coche o cada equipo. Al igual que yo, todo el resto de los que escribimos sobre estos temas, estamos igual de perdidos, moviéndonos y enfocando nuestros análisis más por sutilezas y corazonadas medianamente basadas en algún dato pseudocientífico, que por hechos evidentes e incontestables. Hoy digo “sólo sé que no sé nada”.
Y no tenemos ni idea de lo que será la carrera del domingo, pues el aval de Red Bull es que tienen en plantilla a Newey, el aval de Ferrari es que tienen una estructura que no arriesga lo más mínimo, quedando asegurada así una relativa solvencia… y así podríamos seguir descuartizando la margarita usurpadora de nuestra razón en el resto de los equipos de la parrilla.
Los equipos juegan al despiste constantemente, y mirando a años anteriores, no podemos dar demasiada importancia a las pruebas invernales, pues se suceden brillos y sombras, sorpresas y otras no tanto. ¿No se han fijado en que si Sergio Pérez consigue el mejor tiempo, se dan muchas explicaciones para terminar afirmando que lo que vemos es engañoso, pero si el tiempo lo consigue Vettel o Alonso, rápidamente alabamos el trabajo invernal y confirmamos que los equipos buenos son un tiro?
Y faltan 6 días para la carrera y seguimos sin saber un carajo, perdidos entre cruces de declaraciones de pilotos, ingenieros y jefes de equipo. Mucho humo. Y llegará el viernes y diremos “hoy sí que ya sabremos a qué atenernos”, olvidando que en las sesiones de prácticas, los equipos se esconden más incluso que en pretemporada, pues llegan a dichas sesiones para probar especificaciones para esa carrera en concreto. Y llegará el sábado y veremos la calificación, y nos haremos una pequeña idea del negocio final, sobre todo en la parte trasera y media de la parrilla, y tendremos que esperar hasta el último segundo para saber que fulano o mengano son mejores en clasificación; el año 2010 ya nos obsequiaron los de Red Bull con las jugadas engañosas de esconderse incluso en calificación hasta el último momento, donde destapaban su escalera de color ¿Pero, y en carrera?
No sabremos nada de nada hasta que no llevemos diez vueltas en Albert Park.
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Sócrates al pilón
Publicado el 21 marzo 2011 por MartinherzogTambién podría interesarte :